Nota: Artículo originalmente publicado en Claridad, 9 al 16 de septiembre de 2009.
La competencia en el mercado es injusta y desleal. Las estructuras económicas protegen los intereses del dueño de capital. Su meta es el lucro personal, aspirar a mayores ganancias. El individualismo rige su conducta. Mediante dicha lógica se pretenden resolver problemas colectivos. Los costos económicos y sociales de tal comportamiento son ignorados. Por tal razón, el programa económico adoptado por el Partido Nuevo Progresista no puede ser considerado un proyecto de futuro para el país. Simplemente es la agenda del sector privado empresarial, grupo social que no representa la mayoría del pueblo puertorriqueño ni la diversidad de intereses prevalecientes en él.