Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar.

- José Martí

Monday, October 26, 2009

El pacto social y el paternalismo soberanista

La coyuntura actual de la historia de Puerto Rico se distingue por el resurgimiento del debate sobre el estatus político de la isla, como consecuencia de las transformaciones políticas y económicas que vienen ocurriendo en el mundo. La crisis del sistema neoliberal lleva a la mayoría de los países a una reflexión profunda a corto y mediano plazo sobre sus decisiones pasadas, para poder hacer las reformas o cambios radicales necesarios que les permitan reestructurar sus formas de vida a tono con las perspectivas del siglo 21. El calentamiento global, la crisis financiera, la emigración, el narcotráfico, el despilfarro de los recursos naturales, los acuerdos (políticos y económicos) multilaterales y el “terrorismo” son algunos de los temas medulares que han sustituido al comunismo y la Guerra Fría en el mal llamado “fin de la historia”, y que han llevado a los políticos y demás investigadores sociales a desarrollar propuestas y teorías que sean capaces de resolver los retos sin precedentes a los que se enfrenta el mundo de hoy. Difícilmente encontraremos precedentes históricos con la magnitud y gravedad actual que nos permitan copiar soluciones lo suficientemente complejas y abarcadoras para prosperar ante los retos del nuevo milenio.


Puerto Rico no está exento de la necesidad de producir un debate de ideas que le permitan encontrar una salida a los problemas de hoy. Una de las soluciones presentadas por un amplio sector político e intelectual es el pacto de soberanía o libre asociación con Estados Unidos como estatus político permanente reconocido por la Organización de Naciones Unidas. Este sector podemos dividirlo en dos grandes grupos: los independentistas que tácticamente han decidido defender esta posición porque ven en ella la posibilidad de adelantar la independencia, y los “soberanistas paternalistas” que otorgan total preeminencia a la relación de la Isla con los Estados Unidos, dando énfasis al desarrollo de la relación actual del Estado Libre Asociado, pero con la voluntariedad de otorgar competencias al gobierno norteamericano. Sobre el primer grupo existe un debate sobre las razones, la certeza discursiva y las consecuencias de apoyar la libre asociación como paso a la independencia, desde diferentes perspectivas, ya sea estando a favor o en contra. Sin embargo, sobre el segundo grupo no se ha hecho un análisis detallado para entender el origen de sus propuestas y su desentendimiento del proceso histórico de la isla. Esto los lleva a caer en la sencillez discursiva de comparar la transición de un estado colonial hacia un estado soberano, con el desarrollo familiar del individuo, de una infancia protegida hacia la adultez madura que lo hace capaz de valerse por sí mismo; por eso hablan de la soberanía como llegar a la mayoría de edad o a la madurez.

Los “soberanistas paternalistas” insisten en la idea del Estado Libre Asociado como fórmula de estatus preferida por el pueblo y de paso, como un Pacto Social entre todos los sectores de la isla que sacó a Puerto Rico de la situación precaria en la que se encontraba, abandonando la idea de la independencia como necesidad histórica y dando paso a una nueva ley orgánica (ley 600), que sería avalada o rechazada por el pueblo en un ejercicio de “soberanía” en el que podían escoger si se adoptaba la susodicha ley. Esta abrió el espacio para alcanzar un “nuevo pacto” con el visto bueno de la metrópoli, el cual nos garantizaría un nivel de desarrollo para posteriormente, ir adquiriendo competencias políticas que desde el Tratado de París (1898) habían pasado a manos del Congreso y la Marina de los Estados Unidos. Esto nos llevaría a una soberanía dentro del sistema federal, lo que sea que eso signifique. En este punto queda de manifiesto el desconocimiento histórico de este sector, al no aclarar que el referéndum para votar a favor de la ley 600 en 1950 no le permitía a los puertorriqueños escoger entre varias opciones, sino que tenían que escoger entre apoyar la ley 600, o quedarse con la ley Jones como ley orgánica. Otro dato "desconocido" (voluntaria o involuntariamente) es que el “pacto social” de los años 50 se logró a base de la Ley de Mordaza, y la represión de toda la oposición nacionalista, y a los sectores obreros organizados opuestos a la rápida transición hacia la industrialización, y a las diásporas forzadas a territorio continental. La economía de la isla pasó de la implementación de un modelo de desarrollo basado en la sustitución de importaciones, capitalismo de estado y orientado hacia adentro, a una economía basada en la privatización de las empresas públicas al capital foráneo (principalmente Estados Unidos), y orientada hacia fuera (exportaciones).

Además de la esfera política y económica, los puertorriqueños sirvieron de “mano de obra” a los diferentes cuerpos castrenses norteamericanos en sus diferentes “aventuras imperialistas” en casi todo el globo (como Vietnam y Corea). Parte del territorio de la isla ha sido utilizado para el establecimiento de bases militares, y para prácticas castrenses con material bélico en amplias extensiones de tierra (Vieques), afectando los ecosistemas naturales y las poblaciones cercanas. Todo esto sirvió de experimento para los intereses capitalistas y militares de la metrópoli, que buscaban modelos de su preferencia que pudieran aplicar en los diferentes países de América Latina.

Actualmente, es necesario pensar y analizar las propuestas de futuro desde una perspectiva histórica y crítica para poder fundamentar lo que realmente es mejor para todos los ciudadanos, a la vez que es imperativo establecer un nuevo Pacto Social que emane de las fuerzas productivas de nuestro pueblo, para que se preste a los intereses de los trabajadores, cooperativas, estudiantes, pequeños comerciantes, y demás componentes de nuestra sociedad, en lugar de favorecer los intereses del capital extranjero. Todas las políticas implantadas bajo el ELA (ley de incentivos industriales, privatización, sección 936, petroquímicas, Walt-martización de la economía) han sido en función de intereses externos y en contra de los intereses de nuestro pueblo. No creo que eso sean actitudes de un buen padre hacia sus hijos.

Todos aquellos que tengan una visión a favor de la libre asociación como paso a la independencia, a la redistribución de las riquezas, la apropiación de sectores estratégicos de la economía, la protección de nuestros recursos naturales, deben motivarse a seguir debatiendo y no descartar propuestas de avanzada que provengan de sectores que favorecen la soberanía plena, sin pasar por la libre asociación, mientras que a los “soberanistas paternalistas” deben replantear su postura hacia la descolonización por la vía de la independencia, o la que les es más cercana, la integración plena al “federalismo” norteamericano, del que se sienten familia y forman parte.

1 comment:

  1. Muy interesante, realmente analizado.
    Ahora, creo que su analizis tiene mucha referencia a la postura del individuo purtorique~o como tal, sin analizarlo a el profundamente.
    Si, es verdad que la historia inmediata tiene muchisimo efecto en nuestra abilidad de toma de decisiones. Pero no cree que esa historia tenga un efecto retundante en la sicologia estructural del puertorique~o. Ademas de la toma de decisiones, porque su sicologia va mas alla.
    Una revolucion a favor de la independencia, cual usted abiertamente llama de facto, nunca se daria por lo mismo que mencione casi ahora.
    La mente del puertorique~o esta colonizada, esta domada, ademas de completamente lavada. La poblacion puertorique~a esta maldita a quedarse de cuclillas esperando un mesias politico que haga desaparecer todos sus problemas.
    No importa cuanta informacion usted de, analize o encuentre, Puerto Rico solo se salva con un Dios encarnado.
    Y por eso mismisimo es que lo llamo, para que al mando, usted dirija ese cambio. Y porfavor, no tiene que ser necesariamente politicamente.
    Solo recuerde que lo que esta haciendo no es facil, obviamente, pero es divertido...

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