Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar.

- José Martí

Sunday, April 19, 2015

Pablo Iglesias y Podemos en Nueva York

Nota: Artículo originalmente publicado en Claridad, marzo, 2015.

La semana pasada el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, estuvo de visita por la ciudad de Nueva York, donde participó de varias reuniones y actividades con diversos grupos. Este que les escribe tuvo la oportunidad de asistir a dos de esas actividades, oportunidad que no se podían dejar pasar luego de uno estar siguiendo las actividades de Podemos y sus portavoces desde hace meses, buscando paralelos con la situación de desesperación y oportunidad de la realidad puertorriqueña.

La primera de las actividades a la que asistí fue organizada por el círculo de Podemos en Estados Unidos para la cuál uno de sus portavoces, Vicente Rubio, tuvo la gentileza de invitarme. Al llegar a la actividad, celebrada a las 7:30pm en un magnífico edificio con un salón de banquetes y un área tipo anfiteatro con dos niveles, sentí  de inmediato la emoción nerviosa de las  cerca de 300 personas allí reunidas que, entre charla y una que otra cerveza, reflejaban una confianza y certidumbre sobre el futuro con las que pocas veces uno se encuentra. Es de notar que, paradójicamente, una vez entrado al edificio llamado “Centro Español,” se notaba un cuadro con el rey de España, individuo que representa una de las instituciones, entiéndase la monarquía, que Podemos y otros partidos quieren convertir en una pieza de museo.

Cuando entré al área de la actividad todas las sillas en el primer nivel estaban ocupadas y detrás de las últimas filas había una batería de cámaras esperando ansiosamente la llegada de Iglesias al evento. Tras estar unos minutos tratando de localizar caras conocidas decidí  moverme al segundo nivel. Justo cuando llegué al último escalón, un grupo de 8 personas me pasó  por al frente para bajar las escaleras a toda prisa con un Iglesias serio y decidido en el centro de la comitiva. Los primeros aplausos se escucharon cuando finalmente llegó el invitado al primer nivel, con todo el mundo volteandose para recibirlo con una ovación. Tras incorporarse por unos segundos al aplauso, Iglesias tomó asiento en la primera fila mientras Pablo Bustinduy, coordinador de relaciones internacionales de Podemos, subía a la tarima para ocupar el podio que decía “Podemos: The Time is Now!.” Bustinduy ofreció un discurso donde compartió su perspectiva, mientras residía fuera de España, de los hechos en su país y la frustración de “asistir como espectadores pasivos de un espectáculo bochornoso que nos dolía, que afecta a la gente que más nos importa” y cómo trabajaron por las elecciones europeas y se “veía que estaba sucediendo algo” con actividades con personas que venían a ser partícipes del proceso político.

Poco después Pablo Iglesias tomó el podio y devolvió a los presentes la energía con la que lo recibieron. Sus palabras denotaban el tono fuerte y confiado que han caracterizado consistentemente su estilo de oratoria, irrespectivo de si está tratando de ganar adeptos, dar confianza a seguidores, o enfrentando a los perros que le ha lanzado la derecha (esta última expresión de la boca de Julio Anguita, referente de la izquierda y ex-coordinador de Izquierda Unida, organización en la que militaba Iglesias).

Iglesias abrió su intervención diciendo que “queremos construir una España a la que podáis volver, nunca más una España sin vosotros. Buenas noches Nueva York.” Acto seguido notó que “una vez la gente pierde el miedo y se hace consciente del poder que tiene la democracia, cosas que parecen imposibles se pueden hacer realidad.” De ahí pasó a hablar de los “traidores de la patria”- entiéndase los corruptos, el gobierno, y el propio presidente, Mariano Rajoy- los mismos que dijeron que iban a solucionar la crisis.

Su mensaje terminó exponiendo que el año 2015 es el año del cambio, pero “la clave para que ocurra... no es Podemos” sino el reconocer que “para que la democracia sea real como dijeron los indignados en las plazas es que el poder político realmente lo tenga la gente.” Luego de estas palabras finales no se dio una sesión de discusión y Pablo y su escolta subieron nuevamente al segundo piso, donde pude darle la mano y darle mi apoyo. El líder de Podemos me dio las gracias y se marchó cansado pero satisfecho de haber podido compartir con sus seguidores en la diáspora.

La segunda actividad se llevó  a cabo al día siguiente en el Centro de Estudios Graduados de CUNY en Manhattan. Para la misma se había anunciado que Iglesias hablaría sobre las razones y el desarrollo del ascenso de Podemos y la relación de la organización política con grupos sociales. El auditorio, al igual que en la actividad de la noche anterior, estaba lleno a capacidad (muchos se quedaron fuera), y se encontraban varias personalidades de la izquierda norteamericana, como los profesores Stanley Aronowitz y David Harvey, el coordinador del Left Forum Seth Adler, y varios representantes de Syriza en Nueva York.

La introducción estuvo a cargo de Amy Goodman, reconocida periodista y ancla del programa de radio y televisión Democracy Now. Goodman ofreció un enérgico discurso sobre el papel de los medios alternativos y como la polémica informada es fundamental en el proceso democrático de un país. Terminada la introducción, Iglesias pasó a hablar de varios de los elementos que se combinaron para explicar la crisis en España. El análisis que proveyó  no fue muy diferente de otros que llevan circulando por meses, aunque sí subrayó la cuestión histórica y estructural, en un momento reconociendo que mucho de su análisis provenía de los libros de Harvey.

Sorpresivamente, la presentación de Iglesias se dio por terminada antes de que hablara de los temas que nos habían convocado a la actividad. Eso sí, decidí ir a uno de los micrófonos para ver si se me daba la oportunidad de hacer una pregunta, oportunidad que efectivamente se materializó. Tras identificarme como profesor de economía en CUNY y miembro del Partido del Pueblo Trabajador de Puerto Rico, hice dos preguntas. La primera, pidiéndole a Iglesias que explicara el papel del tratado de Maastricht en la crisis europea, y la segunda intentando de que hablara sobre las tensiones en la práctica política del día a día.

Había muchas maneras de plantear la segunda pregunta, pero decidí señalar la tensión entre el énfasis que hacía Podemos al subrayar cómo el capitalismo mina la democracia y cómo las políticas económicas que proponen son identificadas con uno de los defensores más importantes del capitalismo, entiéndase John Maynard Keynes. Iglesias respondió  diciendo que el mundo no se cambia con elecciones o desde dentro del salón de clases y que hay límites con lo que se puede hacer dado las relaciones de poder prevalecientes. Mencionó que “la democracia sirve para limitar los poderes financieros” pero que “no tenemos la fuerza para cambiar el sistema.” Otros luego continuaron diciendo que sí estábamos en una situación revolucionaria a lo que Iglesias respondió que hay una tensión geopolítica que brinda una gran oportunidad, aunque no necesariamente es una situación revolucionaria entendida en el sentido tradicional. Lo que sí es que el papel de la nación estado está regresando, visión que contrasta con la de muchos teóricos que hablan de un imperio global del capital que no necesariamente está anclado en una nación en específico.

En fin, estas y otras preguntas a Iglesias denotan la gran expectativa que se tiene con lo que se pueda o no lograr en España y eventualmente en Europa, si es que se materializa un bloque de naciones que alcen la bandera de la justicia y la democracia ante las políticas de austeridad de la Troika. Esperemos que las palabras de Iglesias sobre la democracia y el miedo, citadas al comienzo de este ensayo, tengan más peso que su vision, de lo que yo llamaría, “maximizar bajo restricciones” si ganan la elección. La cuestión política es precisamente sobre mover y a veces destruir esas restricciones.

Autor: Ian J. Seda-Irizarry, profesor de economía de John Jay College (CUNY); isedairi@gmail.com


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