Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar.

- José Martí

Friday, April 2, 2010

Paul Samuelson: Obituario Tardío de un Cómplice, Parte 2 de 2

Dentro de sus muchos intereses, Samuelson era un marxólogo. Como mencionara Paul Mattick, “por alguna razón solo conocida por él mismo, Paul A. Samuelson no puede dejar a Marx tranquilo” (ver "Samuelson's 'Transformation' of Marxism into Bourgeois Economics", Science and Society 36, no 3, 1972). Escribió varios artículos académicos sobre las teorías de Marx, donde salía a flote su modernismo acrítico al insinuar que la dialéctica y el materialismo histórico eran nociones metafísicas que no podían ser ciencia. Y es que Samuelson era un darwinista que pensaba que el estado actual de la disciplina reflejaba los avances en la materia de un conocimiento acumulado y no la dimensión hegemónica que la misma exponía. Este pensamiento está recogido en su comentario de que “Funeral tras funeral, la economía va haciendo progresos”, opinión que en cierta manera revela porqué él piensa que la economía es la reina de las ciencias sociales (ver “Credo of a lucky textbook author”, Journal of Economic Perspectives 11, no 2, 1997). En este sentido hubiera sido bueno saber cómo Samuelson explicaría que con la presente crisis nuevamente se esté enterrando al muerto conocido como laissez-faire, esta vez en su versión neoliberal.


Sin embargo es importante mencionar que Samuelson consideraba que había cosas importantes en el trabajo de Marx. Por ejemplo, en una conversación personal el economista Stephen A. Resnick nos cuenta que su compañero de clases en MIT y también economista, el fenecido Stephen Hymer, una vez entró a la oficina de Samuelson para preguntarle qué cosa había enfatizado Marx que era correcta y no estaba contenida en el currículo de economía en MIT. Samuelson contestó de forma inmediata: “la lucha de clases”.

Si bien Samuelson tomaba en serio ciertos aspectos del análisis marxista, es evidente que el fantasma de Marx sigue siendo persona non-grata dentro de la academia y otras esferas públicas como los medios principales de comunicación. Por ejemplo, en el obituario de la versión cibernética del New York Times, inicialmente aparecía una foto de Samuelson con sus libros y se puede observar a su derecha toda una sección de libros relacionados con Marx. Esa foto fue sustituida al otro día de ser publicado inicialmente el artículo por una foto de Samuelson al frente de unas pizarra repleta de ecuaciones.

Durante la década de los sesenta Samuelson estaba envuelto en una lucha teórica y matemática que se llegó a conocer como la “Controversia de Capital”. En el momento culminante de esos intercambios entre economistas de las universidades de Cambridge en Inglaterra y MIT, en Cambridge Massachusetts, Samuelson aceptó la derrota en un párrafo en una publicación académica que ha quedado en el olvido, dado que la noción teórica que fue refutada en ese intercambio (función de producción agregada) sigue siendo enseñada, y artículos siguen siendo publicados utilizándola como si la debacle no hubiera ocurrido. De nuevo, no queda tan claro como la fe modernista acrítica de corte darwinista de Samuelson en la acumulación de conocimiento queda validada aun dentro de los escabrosos terrenos teóricos.

Finalmente, tenemos que enfatizar que el planteamiento que mencionamos al comienzo sobre la visión de Samuelson en cuanto al enfoque de la economía (la maximización de un objetivo dado unas restricciones) no recoge del todo la realidad evidente de que muchos de los actores en el lienzo socioeconómico buscan precisamente mover esas restricciones a base de poder, y que ese juego es político al igual que económico. Sólo basta con ver cómo se derogan leyes vía el cabildeo de representantes del capital para beneficiarse así mismo (p. ej. derogación Acta Glass-Steagall en 1999 por la presidencia de Clinton que fue apoyada por Larry Summers, quien en el presente es asesor del gobierno de Obama).

En el presente vemos paralelos del efecto del divorcio de la política con la economía cuando leemos que Joseph Stiglitz, quien fuera colega de Samuelson en MIT y también ganador del premio Nobel, se cruza de brazos al preguntarse porqué los presidentes George W. Bush y Barack Obama han dado tanto dinero a los bancos y tan poco en asistir a los propietarios de viviendas (“The Money-Man: Super-economist Joseph Stiglitz on how to fix the recession”, The Independent, 9 de febrero del 2010). Stiglitz, al igual que Samuelson si estuviese vivo, podría beneficiarse un poco de la teoría del científico político y economista Thomas Ferguson, quien muestra la relación entre quienes son los que contribuyen a las campañas políticas y cuales son las políticas del gobierno elegido. Tal modelo los haría comprender porqué Obama no ha llegado proveer el cambio que prometía. También podría ayudar a Stiglitz a ver porqué Larry Summers, quien fuera parte del gobierno de Clinton en los años donde se le dio rienda suelta al capital financiero, ahora forma parte del equipo de Obama que se supone que arregle la presente situación. Eso sí, no creemos que ese modelo ayude al nobel Stiglitz a comprender porqué Larry Summers era el sobrino del fenecido Samuelson.

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