Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar.

- José Martí

Friday, September 10, 2010

El capitalismo depredador a tres años de su crisis: Parte 1 de 2

Nota: Artículo publicado originalmente en Claridad

De acuerdo a la narración predominante, el comienzo de la crisis de la economía norteamericana se puede establecer en agosto del 2007, cuando las primeras señales de una crisis financiera se dieron con las convulsiones en los mercados inmobiliarios. En diciembre de ese año comienza la contracción de la economía y luego en marzo del 2008 comienzan a colapsar varias instituciones financieras y bancarias. Finalmente el colapso se extendió al resto de las economías mundiales, suceso que no se dio en las otras dos crisis con las que normalmente se compara la presente (durante la Gran Depresión de los treinta y la crisis de la década del setenta la Unión Soviética no era parte del metabolismo del mercado capitalista).

En términos de los prospectos recientes, muchos economistas estuvieron deacuerdo con que la economía norteamericana estaba en vías de recuperación desde comienzos del presente año, aun cuando la recuperación del producto interno bruto se había detenido. Por ejemplo, durante ese periodo se registró un aumento de entre un veinte y un cien por ciento en las ganancias corporativas (Financial Times, 10 de agosto del 2010), aumento que se vio reflejado en la recuperación momentánea que tuvo la bolsa de valores.

Ahora bien, ¿de donde salieron esas ganancias?

La recuperación en las ganancias es explicada por los niveles crecientes de explotación de los trabajadores que aun conservan sus empleos. En otras palabras, se les pagó en el mejor de los casos lo mismo mientras producían más. Este resultado, aun cuando es opuesto a la teoría económica hegemónica, es explícitamente aceptado y documentado, no sólo por análisis marxistas, sino por publicaciones cómo el Wall Street Journal y el Financial Times.

El fenómeno de la explotación queda magnificado si también se toman en cuenta los recortes en beneficios marginales de empleo hechos en nombre de la “eficiencia”. En otras palabras, al trabajador se le pinta la escena de que es mejor tener un trabajo mal pagado y sin beneficios que no tener trabajo alguno- ¡tienen que estar agradecidos a sus jefes por tener la oportunidad de trabajar!. Y es que una de las consecuencias de la llamada “crisis capitalista” ha sido que los trabajadores han quedado aun más a la merced del capital.

El proceso de desmantelación del estado benefactor que normalmente es asociado con el desarrollo del neoliberalismo sigue sin frenos en tiempos donde el estado ha “regresado” para estabilizar a los mercados y crear empleos mediante políticas fiscales y monetarias, regulaciones e intervenciones, características normalmente opuestas al credo neoliberal. La realidad es que, aun con todas estas intervenciones, el número de desempleados sigue creciendo.

Según un estimado, para recuperar los empleos perdidos desde diciembre del 2007, se requeriría contratar a más de 300,000 personas por cada mes hasta el año 2017 (Dean Baker). Y es que dudamos que la creación de empleos esté muy alta en la lista de prioridades del gobierno dado la falta de un movimiento obrero relativamente fuerte que ofresca resistencia, movimiento que sí existió y fue desmantelado por el embate neoliberal como reacción a la crisis de la década de los setenta.

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