Autor: René Vargas Martínez
Ex Presidente del Consejo General de
Estudiantes y Sindico Estudiantil 2010-2011
Co-autor: Heriberto Martínez Otero
Profesor de Matemáticas y
Estudiante de Derecho
Hace varios
meses, la Fundación Nacional de las Ciencias (NSF) informó mediante carta su
determinación de paralizar los fondos que nutren la mayor parte de la
investigación científica que se realiza en la UPR. En la misiva, la NSF hace
referencia a la “repetida delincuencia” de la institución a la hora de
demostrar cumplimiento con las normas aplicables a estos fondos. La
organización señaló que la determinación de congelar los fondos se tomó luego
de haber realizado varias gestiones para que la UPR mostrara estar en
cumplimiento con un plan de acción correctiva que la misma Universidad les
había referido.
Esta situación surge por la forma en que varios investigadores facturaban sus horas de trabajo, es decir, con sus “Informes de Tiempo & Esfuerzo”. En su afán por sobrepasar los controles internos federales, creados con el propósito de evitar sobrefacturaciones, algunos investigadores recurrieron a la creación de un esquema administrativo mediante el cual facturaban por encima del límite de horas posibles.
Estos investigadores han contado con la protección de una administración universitaria que ha establecido como una de sus prioridades la contratación y protección de “académicos” leales al partido de turno, frente a cualquier otro interés. Luego de recibir las advertencias de la NSF, la Universidad arrastró los pies: engavetaron nombramientos necesarios para cumplir con las exigencias de la NSF y atrasaron el establecimiento de un centro de cumplimiento.
Esta situación surge por la forma en que varios investigadores facturaban sus horas de trabajo, es decir, con sus “Informes de Tiempo & Esfuerzo”. En su afán por sobrepasar los controles internos federales, creados con el propósito de evitar sobrefacturaciones, algunos investigadores recurrieron a la creación de un esquema administrativo mediante el cual facturaban por encima del límite de horas posibles.
Estos investigadores han contado con la protección de una administración universitaria que ha establecido como una de sus prioridades la contratación y protección de “académicos” leales al partido de turno, frente a cualquier otro interés. Luego de recibir las advertencias de la NSF, la Universidad arrastró los pies: engavetaron nombramientos necesarios para cumplir con las exigencias de la NSF y atrasaron el establecimiento de un centro de cumplimiento.
Paralelamente,
el presidente de la UPR anunció un viajecito a la NSF para hablar con dicha
agencia, modus operandi similar al utilizado frente al liderato estudiantil:
hablar y no hacer, excusar y evitar compromiso. Parecen creer que sus palabras
tienen algún poder mágico que deshace los años de malversación por sus
protegidos.
Recientemente, la Junta de Síndicos celebró una reunión de emergencia para discutir otras dos cartas recibidas de parte de la NSF. En la primera, la NSF solicitó todos los Informes de Tiempo y Esfuerzo del verano pasado para corroborar su cumplimiento con la normativa federal. Al discutir la segunda, el presidente de dicha Junta declaró la reunión de carácter ejecutivo e intimidó a los síndicos para que no divulgaran su contenido: una citación para producir documentos, dictada por la Oficina del Inspector General de la NSF, el brazo de la agencia dedicado a investigar casos de malversación, plagio y fraude.
Esta administración universitaria se ha destacado por su miopía intelectual, cobardía y sumisión a los poderes político-partidistas. Han nombrado rectores sin mérito y entregado el presupuesto de la UPR. Han ordenado o consentido la ocupación policial de la UPR y sus consecuencias: arrestos sin causa, macanas, sangre y persecución. Crearon sistemas novedosos de contratación exprés para atornillar partidarios, invirtieron dinero de retiro de profesores y empleados en fondos nebulosos y de alto costo para la institución. Recortaron secciones, limitaron los cupos, redujeron la Universidad pública mientras gritaban, “¡la reducción es por la huelga!” Modificaron las exenciones de matrícula, impusieron la cuota, y cuando se legisló una beca, se negaron a que fuera directamente a la UPR, optando por crear un sistema burocrático de becas que, cuando paga, paga tarde. Son expertos en la creación de excusas. Probatoria por gobernanza: “gracias a la huelga”. Congelación de fondos NSF: “huelga”. Reducción presupuestaria de $200 millones: “el vino”. Falta papel sanitario en los baños: “huelga”.
Recientemente, la Junta de Síndicos celebró una reunión de emergencia para discutir otras dos cartas recibidas de parte de la NSF. En la primera, la NSF solicitó todos los Informes de Tiempo y Esfuerzo del verano pasado para corroborar su cumplimiento con la normativa federal. Al discutir la segunda, el presidente de dicha Junta declaró la reunión de carácter ejecutivo e intimidó a los síndicos para que no divulgaran su contenido: una citación para producir documentos, dictada por la Oficina del Inspector General de la NSF, el brazo de la agencia dedicado a investigar casos de malversación, plagio y fraude.
Esta administración universitaria se ha destacado por su miopía intelectual, cobardía y sumisión a los poderes político-partidistas. Han nombrado rectores sin mérito y entregado el presupuesto de la UPR. Han ordenado o consentido la ocupación policial de la UPR y sus consecuencias: arrestos sin causa, macanas, sangre y persecución. Crearon sistemas novedosos de contratación exprés para atornillar partidarios, invirtieron dinero de retiro de profesores y empleados en fondos nebulosos y de alto costo para la institución. Recortaron secciones, limitaron los cupos, redujeron la Universidad pública mientras gritaban, “¡la reducción es por la huelga!” Modificaron las exenciones de matrícula, impusieron la cuota, y cuando se legisló una beca, se negaron a que fuera directamente a la UPR, optando por crear un sistema burocrático de becas que, cuando paga, paga tarde. Son expertos en la creación de excusas. Probatoria por gobernanza: “gracias a la huelga”. Congelación de fondos NSF: “huelga”. Reducción presupuestaria de $200 millones: “el vino”. Falta papel sanitario en los baños: “huelga”.
Arrastrar los pies para corregir los cobros ilegales ha puesto, y sigue poniendo, en peligro el buen nombre de la UPR, y la desacredita ante la comunidad académica y científica dentro y fuera de PR. Ninguna huelga, ha colocado en una posición tan precaria el proyecto de investigación de la UPR, como lo han hecho las acciones delincuentes de estos mal llamados académicos.
El daño que esta administración le ha causado a la Universidad es tan grave, que sanarlo tomará muchos años del trabajo y dedicación de académicos comprometidos con el proyecto universitario. Esta administración no tiene salvación, no hay opción. Tenemos que sacarlos de la Universidad.
No comments:
Post a Comment