Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar.

- José Martí

Thursday, July 22, 2010

La Izquierda electoral en el Puerto Rico actual

En el nuevo milenio se ha convertido en una tarea complicada el tratar de definir lo que es la izquierda electoral y lo que representa para las millones de personas que se sienten explotadas o excluidas por el neoliberalismo. Las tendencias varían desde los novedosos partidos verdes y ecologistas hasta partidos comunistas que reivindican el marxismo ortodoxo. Los supuestos que diferencian entre sí las distintas tendencias de la izquierda se pueden agrupar en seis grandes grupos: la socialdemocracia europea (incluyendo los países latinoamericanos como Chile, Costa Rica y Brasil); el Socialismo del Siglo XXI; los descendientes del eurocomunismo (Die Linke, Partido Comunista Francés, Izquierda Unida); los nuevos partidos anticapitalistas (NPA); partidos verdes y ecologistas; los herederos del modelo soviético (Partido Comunista de Rusia). La mayor parte de los partidos de las diferentes tendencias coinciden en la oposición al neoliberalismo, los derechos de la mujer y las minorías, el antimilitarismo, desarrollo sustentable, sufragio universal, y autodeterminación de los pueblos. Dentro de estos conceptos puede haber excepciones.

Hablar de izquierda electoral en Puerto Rico es más complicado por nuestra relación colonial con los Estados Unidos. En las discusiones cotidianas en la isla se tiende a relacionar directamente, a veces como sinónimos, el término izquierda con la ideología independentista. Este error es muy común en la isla debido a que en los pasados 35 años, los dos partidos (PIP y PSP) que se han arrogado electoralmente la defensa de la independencia como estatus de preferencia para la isla, han adoptado algún tipo de principio o plataforma económica basada en el marxismo leninismo o en la socialdemocracia “sueca”. Aun así, existen muchos sectores e individuos que favorecen la independencia de la isla para tener control sobre el salario mínimo, eliminar leyes ambientales, y hacer al país atractivo para la inversión externa a expensas de la calidad de vida de los trabajadores en Puerto Rico. Al mismo tiempo, podemos encontrar dentro de los partidos coloniales poli-clasistas (PPD y PNP) personas que defiendan la redistribución de la riqueza, se opongan al neoliberalismo, y favorezcan las plataformas sociales a favor de los grupos excluidos, y la protección del medio ambiente.

Esta situación demuestra que los sectores de avanzada están esparcidos por todo el espectro partidista de la isla. La dispersión de los sectores progresistas ha sido la fortaleza electoral de los sectores retardatarios en Puerto Rico. Los dueños del capital, las iglesias y grupos de fe, los neofascistas, y colonialistas han utilizado su poder sobre los medios de comunicación para minimizar el debate por la democracia, el empoderamiento, y la redistribución de la riqueza, exaltando el debate del estatus como agente divisivo de la sociedad puertorriqueña. Si analizamos los resultados electorales de Puerto Rico, veremos una tendencia hacia la reagrupación mayoritaria a sectores anexionistas, colonialistas, o en menor grado independentistas. Han logrado que la polarización ideológica sea limitada a un crisol del estatus construido por años de miedo, desinformación y engaño, retardando así la polarización ideológica basada en las relaciones de poder, y entre los que poseen los medios de producción y los que venden su fuerza de trabajo. Por décadas, Puerto Rico ha tenido un desempleo de dos dígitos, una tasa de participación menor al 50%, y un nivel de precios muy elevados para el poder adquisitivo de los trabajadores y profesionales puertorriqueños. Este sector nunca ha contado con un partido que defienda sus intereses debido a que las elecciones en la isla se deciden con el clientelismo político basado en los empleos estatales y municipales, venta de influencias (corrupción), y el estado asistencialista (además del estatus).

El 40% de la población que se levanta para ir a estudiar, trabajar, producir, pagar contribuciones, deudas, no tienen hora de salida, y ven como el dinero nunca alcanza necesita una estructura política que piense primero en sus intereses y haga legislación de avanzada para que su trabajo y productividad sean recompensados. Una vez logremos llegar a niveles de calidad de vida aceptables con una distribución de la riqueza más equitativa, y acabemos con el clientelismo, el desempleo y la corrupción, podremos establecer las pautas de nuestro nuevo modelo político sin la necesidad del chantaje dependiente, ni la sumisión económica a la metrópoli. La organización de los contribuyentes en una estructura unísona, democrática y de avanzada es una necesidad histórica; la participación político electoral como partido de clase es un imperativo coyuntural al que tenemos que responder con la mayor premura posible.

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