Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar.

- José Martí

Monday, December 21, 2009

La anarquía capitalista y el sufrimiento de las mayorías, Parte 2 de 2

Nota: Artículo publicado originalmente en el semanario Claridad, 10-16 diciembre, 2009

Por: Ian J. Seda Irizarry

Estados Unidos
Regresando a Estados Unidos, la retórica de recuperación económica que domina a los medios parece problemática (por no decir un chiste) cuando se analizan los resultados de las intervenciones del gobierno de Obama. Para comenzar, el Federal Deposit Insurance Company (FDIC) se encuentra quebrado. Específicamente, los fondos que son utilizados para pagarles a los clientes de los bancos por sus depósitos cuando los bancos quiebran se acabaron durante la segunda semana de octubre del presente año.
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Wednesday, December 16, 2009

La anarquía capitalista y el sufrimiento de las mayorías, Parte 1 de 2

Nota: Artículo publicado originalmente en el semanario Claridad, 10-16 diciembre, 2009

Por: Ian J. Seda Irizarry

A casi dos años del inicio del pánico bancario y el colapso del sistema crediticio y su efecto en el llamado sector real en Estados Unidos, y la diseminación de su impacto a través de las economías del mundo, la discusión actual está enfocada sobre si ya “pasamos lo peor” o si “lo peor está por venir”. Ya anteriormente examinamos los componentes del argumento en el cual se plantea que la economía norteamericana estaba en vías de recuperación (ver “¿La ilusión de la recuperación?”, Claridad, 13 al 19 de agosto, 2009) y criticamos de manera general los análisis que no tomaban en cuenta la interdependencia global, tanto en términos de relaciones entre naciones como en términos de las operaciones del sistema capitalista global como tal.
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Wednesday, November 18, 2009

Después del paro, ¿qué?

Nota: Artículo publicado originalmente en Claridad

Por: Manuel Marqués Bonilla

La movilización fervorosa de más de cien mil trabajadores durante el paro nacional del pasado 15 de octubre en protesta por los despidos en el gobierno es muestra de que el pueblo no quiere el proyecto de reorganización que la administración de Fortuño impulsa.
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Monday, October 26, 2009

El pacto social y el paternalismo soberanista

La coyuntura actual de la historia de Puerto Rico se distingue por el resurgimiento del debate sobre el estatus político de la isla, como consecuencia de las transformaciones políticas y económicas que vienen ocurriendo en el mundo. La crisis del sistema neoliberal lleva a la mayoría de los países a una reflexión profunda a corto y mediano plazo sobre sus decisiones pasadas, para poder hacer las reformas o cambios radicales necesarios que les permitan reestructurar sus formas de vida a tono con las perspectivas del siglo 21. El calentamiento global, la crisis financiera, la emigración, el narcotráfico, el despilfarro de los recursos naturales, los acuerdos (políticos y económicos) multilaterales y el “terrorismo” son algunos de los temas medulares que han sustituido al comunismo y la Guerra Fría en el mal llamado “fin de la historia”, y que han llevado a los políticos y demás investigadores sociales a desarrollar propuestas y teorías que sean capaces de resolver los retos sin precedentes a los que se enfrenta el mundo de hoy. Difícilmente encontraremos precedentes históricos con la magnitud y gravedad actual que nos permitan copiar soluciones lo suficientemente complejas y abarcadoras para prosperar ante los retos del nuevo milenio.
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Saturday, October 17, 2009

Videos del Paro Nacional

Aquí va una compilación de videos del Paro Nacional, cortesía de MRZINE. (Selecciona "Continuar Lectura" para ver los otros videos).










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Monday, October 12, 2009

Reflexiones de un concierto: En el siglo XXI la PAZ es contestataria.

El 21 de septiembre de 2009 será una fecha histórica para el nuevo milenio. Se celebró una de las actividades más representativas de la música Latinoamericana. Bajo la iniciativa del cantautor colombiano Juanes, la merenguera puertorriqueña Olga Tañón, el compositor español Miguel Bosé, y el portavoz cultural y musical de la Revolución Cubana Silvio Rodríguez, se ha celebrado un concierto que reunió un nutrido grupo de músicos y artistas para cantarle a la Paz sin fronteras, y pedir el fin de la violencia. El logro de este evento fue posible gracias a la perseverancia y a la valentía de muchos que a pesar de las presiones se atrevieron a desafiar a la tiranía antidemocrática del exilio cubano y los sectores más recalcitrantes de la derecha norteamericana.
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Monday, September 21, 2009

Cooperación y Solidaridad: Referentes Alternos para un Proyecto de País, Parte II

Nota: Artículo originalmente publicado en Claridad, 9 al 16 de septiembre de 2009.

La competencia en el mercado es injusta y desleal. Las estructuras económicas protegen los intereses del dueño de capital. Su meta es el lucro personal, aspirar a mayores ganancias. El individualismo rige su conducta. Mediante dicha lógica se pretenden resolver problemas colectivos. Los costos económicos y sociales de tal comportamiento son ignorados. Por tal razón, el programa económico adoptado por el Partido Nuevo Progresista no puede ser considerado un proyecto de futuro para el país. Simplemente es la agenda del sector privado empresarial, grupo social que no representa la mayoría del pueblo puertorriqueño ni la diversidad de intereses prevalecientes en él.
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Thursday, September 17, 2009

Cooperación y Solidaridad: Referentes Alternos para un Proyecto de País, Parte I

Nota: Artículo originalmente publicado en Claridad, 9 al 16 de septiembre de 2009

En el 2007, un año antes de las elecciones generales, se incorporó la Coalición del Sector Privado. Esta alianza está constituida por organizaciones profesionales de diversas industrias del país tales como la Cámara de Comercio, la Asociación de Constructores de Hogares, la Asociación de Compañías de Seguros, el Colegio de Contadores Públicos Autorizados, la Asociación de Productos y la Asociación de Industriales, entre otros. Su mayor preocupación ha sido la desvinculación de la Isla de las tendencias económicas observadas en Estados Unidos de América. El objetivo es incrementar su participación en el proceso de toma de decisiones en Puerto Rico. Con esos propósitos elaboraron un plan para nuestra economía que, desde su perspectiva, crearía las condiciones necesarias para dotar al país de mayor competitividad. La reducción de las tasas de contribuciones para las corporaciones, la revisión del proceso de otorgación de permisos, la diversificación de fuentes energéticas y la desregulación del mercado de trabajo son algunas de sus propuestas. El resultado, aseguran, será un crecimiento sostenido en la producción anual de bienes y servicios superior al 4%. [Véase Caribbean Business, 25 de junio de 2009]
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Sunday, September 6, 2009

Enmendar la Ley de Relaciones Federales


La nueva propuesta del Partido Popular Democrático respecto al status: enmendar la Ley de Relaciones Federales a los efectos de eximir a Puerto Rico de las leyes de cabotaje y permitirle al gobierno de la Isla celebrar tratados comerciales con otros gobiernos (las enmiendas pueden accesarse aquí y aquí). Es sorprendente que los sectores anti-colonialistas en Puerto Rico no hayan rechazado dicha propuesta inmediatamente. Aunque la propuesta no ha logrado capturar la atención de los medios y mucho menos del pueblo, es importante entender el significado de la misma y su relación con el discurso soberanista dentro del PPD.
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Monday, August 24, 2009

El 40 Aniversario de la Fundación de los Young Lords

El pasado fin de semana se celebró el 40 aniversario de la fundación del grupo revolucionario de organización comunitaria, los Young Lords. A través de su historia, el grupo reclamó la libre-determinación para todos los puertorriqueños, así como el control comunitario de todas las instituciones y terrenos, la libertad para todos los prisioneros políticos, y la salida de las tropas de Estados Unidos de Vietnam, Puerto Rico, y otros países. Los Young Lords también jugaron un rol importante en la creación de consciencia acerca de la cultura e historia puertorriqueña, dejando un legado que se mantiene presente. En este video, podrán observar partes del documental Palante, Siempre Palante!: The Young Lords, así como entrevistas con tres de los miembros originales del grupo: Luis Garden Acosta, Mickey Meléndez, y Juan González.

Para más videos y audios, ver aquí.
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Saturday, August 22, 2009

¿La ilusión de la recuperación?, Parte 2 de 2

Nota: Artículo originalmente publicado en Claridad, 13 al 19 de agosto del 2009

Por otro lado, tenemos que Wall Street ha estado proclamando la recuperación de la economía a base del aumento del valor en el mercado de las acciones de varias corporaciones. Muchas de estas compañías lo que han hecho es despedir empleados y recortar gastos para que así, aun cuando experimentan ventas menores, todavía logran reportar ganancias al, entre otras cosas, intensificarse el grado de explotación de los trabajadores y trabajadoras que permanecen dentro de la firma.
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Wednesday, August 19, 2009

¿La ilusión de la recuperación? Parte 1 de 2

Nota: Artículo originalmente publicado en Claridad, 13 al 19 de agosto del 2009

El pasado viernes 31 de julio el gobierno de Estados Unidos reportó que en términos del producto interno bruto la economía se contrajo “sólo” un 1% en el segundo cuarto de lo que va del año. Este dato, combinado con las ganancias reportadas por varias corporaciones y la pérdida de “sólo” 247,000 empleos para el mes de julio, ha sido utilizado para sugerir que posiblemente durante la segunda mitad del presente año se experimente la tan anhelada recuperación que pondría fin a la recesión de casi dos años por la cual está pasando la economía estadounidense. Varios de los economistas han dicho que dicha tendencia decreciente en la contracción de la economía evidencia en cierto grado el esperado pero retrasado efecto de los paquetes de estímulo del gobierno del presidente Barack Obama.
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Sunday, August 2, 2009

Capitalismo Neoliberal y Capitalismo Regulado: Dos caras de la misma moneda, Parte 2 de 2

Nota: Artículo originalmente publicado en Claridad, 23 al 29 de julio del 2009

A mediados de junio el presidente Obama propuso “los cambios más significativos en la regulación financiera desde la época de la Gran Depresión”. En esta nueva propuesta, el Departamento del Tesoro y la Reserva Federal tendrían muchos más poderes buscando que “este tipo de crisis nunca más vuelva a suceder” mediante “nuevas y más estrictas regulaciones” (Associated Press). En términos generales, el proyecto busca fusionar varias de las agencias reguladoras y ponerlas directamente bajo el control de la Reserva Federal buscando así evitar lo que muchos catalogaron como una de las causas de la crisis financiera: el que los bancos e instituciones financieras tuviesen varias opciones y buscasen la institución que menos los regulara para llevar a cabo sus operaciones.
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Friday, July 31, 2009

Capitalismo Neoliberal y Capitalismo Regulado: Dos caras de la misma moneda, Parte 1 de 2

Nota: Artículo originalmente publicado en Claridad, 23 al 29 de julio del 2009

En muchos de los círculos populares y académicos, la crisis actual es descrita como el último clavo en el ataúd del pensamiento que sostiene que el libre mercado, junto a la propiedad privada, es la institución fundamental que garantiza la mayor prosperidad posible para los seres humanos. Ese pensamiento que se identifica tanto con el “laissez-faire” como con su manifestación contemporánea en el neoliberalismo, presentaba al mercado como un ente “natural” con el cual el gobierno no debería entrometerse. Se postulaba que intervenir en el mercado mediante regulaciones, tarifas, subsidios, y demás políticas socioeconómicas, significaba atentar contra la libertad de los individuos que participan de dicho mercado, sea como productores, consumidores o ambos. Es en esa perspectiva donde más explícita queda la visión de que el capitalismo y la democracia son inseparables.
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Sunday, July 19, 2009

La crisis colonial en Puerto Rico y los empresarios locales

En Puerto Rico, la crisis global acentúa la crisis colonial. Nuestra crisis estalló dos años antes que la global, siguiendo su reloj interno. Dada la importancia del gobierno en la economía de Puerto Rico, la crisis se presenta como una crisis fiscal. Ahora que la crisis se ha vuelto más palpable que nunca con el despido de miles de empleados públicos (se espera que se despidan entre 30,000 y 45,000 en total), no podemos simplemente lamentarnos por las opciones que no se tomaron ni acusar al gobierno de Fortuño de estar al servicio incondicional del capital o de tomar políticas neoliberales o mucho menos limitarnos a buscar soluciones inmediatas para los cesanteados. La insensatez no se pelea con pataletas ni con soluciones parciales igualmente insensatas. Tenemos que entender el porqué de la crisis para entender así la insensatez del gobierno de Fortuño y las capacidades que tenemos para hacerle frente. Para ello, debemos tomar en cuenta la organización básica del ELA, en donde se origina esa clase empresarial local que ahora se ve a sí misma, en sus versiones más sofisticadas, como uno de los representantes máximos de los puertorriqueños (ver “Coalición aboga por la economía.” El Nuevo Día, 4 de julio de 2009, p. 33) o, en sus versiones más vulgares, como dueña del país (“Pérez Riera proclama al sector privado dueño de PR.” El Vocero, 19 de junio de 2009).
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Friday, July 10, 2009

Sobre la privatización de la universidad: "The Dark Side of Online Journals"

Los académicos no estamos exentos de tener que lidiar con materiales y condiciones que subordinan el conocimiento que producimos en la universidad a grupos particulares. Esto obviamente ocurre en universidades privadas, donde los fondos privados se usan para organizar departamentos, comprar materiales y emplear intelectuales y personal de apoyo, pero también en las universidades públicas, donde altos oficiales que responden a intereses privados (síndicos, presidentes, rectores, etc.), canalizan los fondos públicos y, en general, dirigen la burocracia. Incluso en el caso de las llamadas universidades públicas, además del control sobre los altos burócratas, que les brinda control sobre la organización, la empresa privada coloniza la producción de conocimiento controlando los materiales que los intelectuales necesitan para hacer su trabajo. El mismo acceso a la universidad por parte de los estudiantes, quienes reproducen el conocimiento ya desarrollado y algún día lo expandirán, depende de matrículas cada vez más altas. Igualmente, los materiales que los intelectuales utilizan son financiados por becas creadas por empresas privadas para sus propósitos.

Uno de los casos más claros de la privatización de facto en las universidades públicas es el caso de las revistas académicas, que han venido a caer bajo el control de grandes empresas publicadoras. El artículo “The Dark Side of Online Journals”, de Lisa Richmond, explica cómo la privatización de las revistas, que son un instrumento importante en la producción de conocimiento, termina dirigiendo a los investigadores a considerar ciertos problemas y excluir otros, y en última instancia, a trabajar por producir un journal prestigioso que las publicadoras puedan vender a la misma academia a precios exorbitantes en vez de trabajar para producir los conocimientos que todos necesitamos.
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Thursday, July 2, 2009

Cláusulas pétreas, golpe en Honduras, y un breve comentario sobre Puerto Rico


Como sabemos, la justificación 'oficial' del golpe de estado del pasado 28 de junio en Honduras es que el Presidente Manuel Zelaya interesaba reformar la constitución hondureña con el objetivo de perpetuarse en el poder. De hecho, ese mismo día se suponía que iba a celebrarse una consulta no-vinculante en el país, y el golpe de estado fue el último en una serie de intentos de detener dicha consulta (la misma ya había sido declarada 'ilegal' por el Tribunal Supremo Electoral, por la Corte Suprema de Justicia, y hasta por el Congreso, que adoptó una ley prohibiendo que se realizaran eventos electorales a menos de 180 días de las elecciones generales). ¿Por qué tanto empeño en detener una consulta que ni siquiera tenía efectos legales?

Los opositores a Zelaya, así como numerosos analistas políticos hondureños y estadounidenses, insisten en que dicha consulta buscaba enmendar la constitución de Honduras para que ésta permitiera la re-elección presidencial. La constitución de Honduras, igual que la mayoría de las constituciones latinoamericanas (no así la de Estados Unidos como tampoco la gran mayoría de las constituciones europeas), prohíbe que una persona que haya ocupado el cargo de presidente se postule por una segunda vez  (de forma consecutiva) para ese puesto. Existen razones teóricas para dicha prohibición (como la importancia que se le da en la teoría democrática y republicana a la alternancia en el poder), pero quizás la razón histórica más importante en el contexto latinoamericano es que, en países en donde ha habido numerosas dictaduras, no se ve con buenos ojos que un gobernante permanezca en el poder por más de 5 o 6 años, aun si es electo mediante el voto.

Sin embargo, la constitución de Honduras vá más lejos que la mayoría de las constitucones latinoamericanas, pues establece que los límites al periódo presidencial no pueden ser objeto de reforma constitucional (ver artículo 374 y 239 de la Constitución de Honduras). A este tipo de cláusula se le conoce en la teoría constitucional como cláusula pétrea o cláusula de intangibilidad, pues pone determinadas diposiciones o principios fuera del alcance del poder de reforma. Las cláusulas de intangibilidad son muy comunes, las más usuales siendo aquellas que disponen algo como lo siguiente: “la forma republicana de gobierno no podrá ser objeto de reforma” (presente en diversas constituciones europeas y latinoamericanas, así como en la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico).

Pero esta no era la única (y probablemente tampoco la verdadera) razón para la desesperación de algunos grupos frente a la posibilidad de la consulta no-vinculante propuesta por el Presidente Zelaya. La consulta al pueblo del 28 de junio, a diferencia de lo que decían los golpistas y de lo que se ha reportado en la prensa internacional, no era para realizar una enmienda constitucional que permitiera la re-elección presidencial (ver aquí y, en inglés, aquí), sino para preguntarle al pueblo si interesaba convocar una Asamblea Constituyente para adoptar una nueva constitución (ver Decreto Ejecutivo emitido el 23 de marzo), que podía o no incluir la figura de la re-elección, pero que abría la posibilidad a organizaciones populares de izquierda a impulsar diversas reformas ecónomicas y sociales (ver por ejemplo, aquí, aquí, aquí, aquí, y aquí). Por supuesto, eran estas posibles reformas (asociadas a las realizadas en países como Venezuela, Ecuador, y Bolivia) las que, junto a las tendencias de izquierda que Zelaya viene mostrando sobretodo a nivel internacional, representaban una amenaza a los intereses de diversas elites, tanto hondureñas como sus aliadas internacionales (para un vistazo, en inglés, de las políticas que antagonizaron a las elites tradicionales, ver aquí; por otro lado, para un vistazo, en inglés, de las políticas conservadores de Zelaya ver aquí).

De hecho, el argumento de que Zelaya intentaba perpetuarse en el poder es mucho más débil de lo que parece pues de haber prevalecido el 'sí' el 28 de junio, se tenía que celebrar un referéndum adicional (la llamada cuarta urna, que de hecho requería el visto bueno del Congreso) en las elecciones generales de noviembre de este año en donde nuevamente se consultaría a los electores, esta vez con efectos vinculantes, sobre la adopción de una nueva constitución a través de una Asamblea Constituyente. Lo que quiere decir que inclusive si la nueva constitución hubiese permitido la re-elección presidencial, Zelaya no hubiese podido beneficiarse inmediatamente de ese cambio (pues ya habría un nuevo presidente, que no podría ser él, en el momento en que se adoptara la nueva constitución). Claro está, en ese caso Zelaya podría haber corrido para presidente en el futuro y subsequentemente aspirar a la re-elección.

Pues bien, el argumento principal de los golpistas es que como la consulta del 28 de junio tenía como objetivo final el enmendar la constitución para permitir la re-elección, y la constitución de Honduras prohíbe ese tipo de reforma, Zelaya se disponía a violentar el orden constitucional y por lo tanto debía ser inmediatamente removido de su cargo (un argumento que según ellos está apoyado por los Artículos 374 y 239 de la constitución pero que, como hemos visto, descansa en una premisa falsa). Además, insistían en que la constitución sólo podía ser enmendada por el Congreso, no a través de una Asamblea Constituyente (de hecho, eso es lo que dispone el Artículo 373 de la constitución, es decir, que las enmiendas son adoptadas por el Congreso, y conforme al Artículo 5 dicho cuerpo puede someter las mismas a la ratificación popular). Siguiendo esta lógica, se presentan a sí mismos como guardianes de la constitución, insistiendo en que no ha habido un golpe de estado sino la instauración de un nuevo gobierno decidido a proteger la constitución que Zelaya intentaba violentar, emitiendo además una orden de arresto internacional en contra de éste último. Irónicamente, numerosas protestas populares han forzado al nuevo "gobierno" a suspender los derechos individuales garantizados en la constitución que alegadamente intentaban defender.

El argumento de Zelaya para seguir adelante con la consulta no-vinculante (la cual insistía descansaba en el Artículo 5 de la constitución, el cual establece el derecho del pueblo a ser consultado sobre asuntos de importancia) a pesar de las determinaciones de distintos órganos estatales puede resumirse de la siguiente manera: en primer lugar, la consulta era no-vinculante, y por lo tanto era el equivalente a una mera encuesta y no existía justificación legal alguna para prohibirla. Más aún, la consulta ni siquiera le preguntaba a los cuidadanos si estaban a favor de la re-elección, sino si les interesaba adoptar una nueva constitución a través de una Asamblea Constituyente. Zelaya, además, descansaba en los precedentes de países como Colombia y Venezuela, que adoptaron constituciones a través de Asambleas Constituyentes, a pesar de que sus constituciones anteriores no contemplaban ese mecanismo. Tanto la Corte Suprema de Justicia de Colombia como la de Venezuela (en 1991 y 1999, respectivamente) determinaron que el pueblo siempre retiene el derecho de ejercer su poder constituyente a través de una Asamblea Constituyente democráticamente electa independientemente del proceso de reforma ordinario que establezca el texto constitucional. Finalmente, es un principio generalmente aceptado en la teoría constitucional que las cláusulas pétreas o de intangibilidad sólo operan contra los poderes constituidos (es decir, establecen límites a la capacidad del Congreso para enmendar la constitución), pero nunca contra el pueblo en el ejercicio de su poder constituyente, el cual se considera ilimitado. A mi juicio, e independientemente de otras críticas que uno pueda tener, el Presidente Zelaya tenía, y tiene, los mejores argumentos (para un análisis adicional de algunos de estos argumentos, ver aquí).

Quisiera terminar refiriéndome brevemente a una cláusula de intangibilidad contenida en la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico que es única en su género, y que está directamente relacionada a nuestro estatus político así como a la convocatoria a una verdadera Asamblea Constituyente en nuestro país. Me refiero a la segunda oración del la Sección 3, Artículo VII de nuestra constitución, la cual establece: “Cualquier enmienda o revisión de esta Constitución deberá ser compatible con la resolución decretada por el Congreso de los Estados Unidos aprobando esta Constitución con las disposiciones aplicables de la Constitución de los Estados Unidos, con la Ley de Relaciones Federales con Puerto Rico y con la Ley Pública 600 del Congreso Octogésimoprimero, adoptada con el carácter de un convenio”.

El objetivo principal de esa disposición es que Puerto Rico no pueda alterar su relación con Estados Unidos unilateralmente. Es decir, Puerto Rico no podría incluir en la constitución (aunque se siguiera minuciosamente el procedimiento legal de reforma establecido en el Artículo VII) una disposición que estableciera: “En Puerto Rico sólo aplicarán las leyes adoptadas por la Asamblea Legislativa electa por los puertorriqueños", pues dicha enmienda sería incompatible con la Ley de Relaciones Federales que establece la aplicación de las leyes de Estados Unidos en Puerto Rico. La constitución original redactada por la “Convención Constituyente” y enviada al Congreso no contenía la cláusula de intangibilidad antes citada, pero el Congreso requirió que la misma se incluyera bajo la amenaza de que de no ser así el Artículo VII no entraría en vigor (para un análisis más detallado de esta cláusula, ver aquí).

Sin embargo, si tomamos en serio los precedentes de Colombia y Venezuela, así como los argumentos esgrimidos por Zelaya, nos damos cuenta de que a dicha cláusula no puede atribuírsele la facultad de limitar el poder constituyente del pueblo. En otras palabras, si algún día los puertorriqueños desarrollamos la capacidad para convocar a una verdadera Asamblea Constituyente, estaríamos en posición de alterar y recrear nuestro ordenamiento constitucional sin estar sujetos a límite jurídico alguno, y eso incluye el poder de modificar unilateralmente nuestra relación con Estados Unidos hacia la independencia.

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Thursday, June 18, 2009

La "soberanía Popular"

"El PPD promueve un pacto renovado que afirme indudablemente que el Estado Libre Asociado es soberano en asuntos regidos por su Constitución" (énfasis suplido), indicó Héctor Ferrer el 15 de junio en una ponencia que presentó ante el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas. Como podrán ver en el post anterior a este, no nos sorprende que a eso se dirigiera Ferrer con la “soberanía popular”, pero la cosa parece ser hasta peor de lo que pensábamos.

Ahora, la soberanía de los puertorriqueños se limitaría a los asuntos regidos por la Constitución del Estado Libre Asociado, es decir, todos aquellos asuntos regidos por las leyes y regulaciones de los Estados Unidos estarían fuera del alcance de nuestros "poderes soberanos". El objetivo del "pacto renovado" sería simplemente dejar claro que en cuanto a aquellas áreas controladas por nuestro ordenamiento constitucional interno (por ejemplo, el funcionamiento de nuestro sistema electoral, los procesos mediante los cuales se adoptan leyes y reglamentos en Puerto Rico y la concesión de permisos), Estados Unidos no puede inmiscuirse. Ya ni siquiera se trata de libre asociación, sino de que Estados Unidos respete los poderes de Puerto Rico bajo la Constitución del Estado Libre Asociado (en otras palabras, que el juez Domínguez no pueda invalidar los pivazos, que el Tribunal Federal no pueda fijar el precio de la leche, en fin, que el ELA funcione 'como Dios manda').

Sin embargo, seguramente ya los libreasociacionistas del PPD encontraron una excusa para permanecer en el partido. Quizás apunten al “hecho histórico” de que el PPD siempre ha defendido la soberanía (según algunos el PPD defiende la libre asociación desde la década del 1950, incluso antes de que se acuñara el término en el derecho internacional). Los más leales al ideal 'soberanista' probablemente señalen que Ferrer se ha apartado de la línea soberanista del PPD, y que ellos, quienes representan esa posición histórica, no se detendrán en sus esfuerzos de que el PPD respete lo que alegadamente ha sido reiterado una y otra vez por todos los organismos del partido. ¿Será posible?

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Friday, June 12, 2009

De soberanía popular, poderes últimos, y malas traducciones

Las expresiones de Héctor Ferrer sobre el “Desarrollo del ELA” en el Consejo General del PPD el pasado 7 de junio fueron aplaudidas por el sector “soberanista” de ese partido. Parte de la celebración se debe a que Ferrer señaló que es necesario “fortalecer la relación entre Puerto Rico y Estados Unidos, con un Pacto de Asociación basado en un ELA no colonial ni territorial, basado en la soberanía popular, que nos ofrezca herramientas adicionales para crear riqueza y empleos” (énfasis suplido). La referencia a la “soberanía popular” apeló al apetito de los libreasociacionistas, para quienes dicha expresión evidencia que el partido se mantiene en un claro rumbo hacia la soberanía. Sin embargo, la prensa del país se ocupó de aguarles la fiesta al señalar que Ferrer defendía la “soberanía popular” y no la “soberanía nacional”.

¿Tiene sentido hablar de soberanía popular y de soberanía nacional en el contexto del debate en torno al estatus de Puerto Rico? Si y no. Comencemos con un breve examen de ambas concepciones. Conforme a la tesis de la soberanía popular (generalmente asociada a Rousseau), el titular de la soberanía es el pueblo, lo que quiere decir que los representantes electos por el pueblo mediante el sufragio vienen llamados a poner en práctica la voluntad de los ciudadanos. Es decir, el gobierno debe actuar en conformidad al mandato de los electores, independientemente de cuan sabio o conveniente entienda sea ese mandato. Además, el pueblo retiene el derecho a ejercer su soberanía directamente, aun luego de haber elegido sus representantes a la asamblea legislativa. Esta teoría tiene diferentes vertientes y en tiempos contemporáneos está relacionada a mecanismos como los referendums revocatorios y las iniciativas populares para enmendar la constitución, mecanismos presentes en los ordenamientos de países como Venezuela, Ecuador, y Bolivia.

Conforme a la tesis de la soberanía nacional (la cual generalmente se asocia con Sieyes), la soberanía reside en la nación, no en los ciudadanos. Esto quiere decir que los gobernantes vienen llamados a representar la voluntad de la nación, y por lo tanto, una vez electos, no están obligados a actuar conforme a la voluntad de los electores. El voto aparece aquí como un vehículo de la nación para elegir a sus representantes (a los de la nación), no como una expresión del mandato de los ciudadanos para que se adopten determinadas políticas públicas. Rousseau criticaría esta posición por desvincular la voluntad popular a la de la nación. De ahí su famoso comentario sobre el sistem inglés: “Los ingleses creen que son libres, pero sólo lo son durante las elecciones de diputados. Después son esclavos, no son nada. Durante el breve período de su libertad, el uso que hacen de ella merece bien que la pierdan.” Esto de que conforme a la tesis de la soberanía nacional el gobierno no viene obligado a actuar conforme a la voluntad de los ciudadanos puede sonar anti-democrático (y lo es), pero el hecho es que la mayoría de la “democracias liberales” (como Estados Unidos y la mayoría de los países Europeos) operan en la práctica bajo la teoría de la soberanía nacional. Un buen ejemplo es lo que sucedió en Puerto Rico con el referéndum de la unicameralidad: aunque estaba claro que la voluntad de los electores era transformar la legislatura a una unicameral, la legislatura del país decidió que no convenía hacerlo y el Tribunal Supremo de Puerto Rico le dio el visto bueno a tal decisión.

En cierto modo, la distinción entre soberanía popular y soberanía nacional sólo es relevante para los ordenamientos constitucionales de cada país. Es decir, cuando se habla de soberanía en el contexto del estatus internacional de un país esta distinción se torna innecesaria: en ese contexto (jurídico) la soberanía es una sola. Por ejemplo, tanto bajo Allende como bajo Pinochet, Chile era igual de soberano desde la perspectiva de las relaciones internacionales (lo que demuestra, como hemos señalado anteriormente, que obtener la soberanía en términos jurídicos no es suficiente para resolver los problemas de un pueblo). En las relaciones internacionales la idea de "soberanía popular" generalmente se ve como un asunto "interno", pues el reconocimiento de un territorio como estado soberano no depende de cómo estén internamente organizadas sus estructuras de gobierno. Sin embargo, no es menos cierto que hablar tanto de “soberanía popular” como de “soberanía nacional” (según estas fueron definidas en los párrafos anteriores) tiene unas implicaciones importantes respecto al estatus, pues una consequencia directa de ambas tesis es que el pueblo o la nación solamente pueden estar sujetos a las leyes y a la constitución adoptadas por ellos mismos (es decir, no pueden estar sujetos a las leyes de otro pueblo o de otra nación como sucede en las colonias como Puerto Rico). Es en ese sentido que puede decirse que hablar de soberanía popular o de soberanía nacional implica hablar de soberanía en términos de estatus.

Pero cuando Ferrer habla de soberanía popular (de hecho, según han señalado algunos comentaristas radiales, el documento original leído por Ferrer tiene 'popular' en letra mayúscula, o sea “soberanía Popular”, lo que parece apuntar hacia un posible slogan), no está hablando de soberanía popular estrictamente en la tradición que hemos definido en los párrafos anteriores. Ferrer simplemente hizo tres cosas en ese discurso. Primero, tranquilizó al ala "soberanista" del partido, cosa que no es muy difícil de lograr con tan sólo enunciar alguna frase que suene a libre asociación: si algo caracteriza a ese grupo es que felizmente se agarran de cualquier cosa con tal de tener una excusa para permanecer dentro del PPD. Segundo, Ferrer intentó evitar asustar al sector más conservador del partido, pues la idea de "soberanía popular" puede entenderse (como en las relaciones internacionales) meramente como una cuestión de nuestro gobierno interno; es decir, quién es el que "manda" dentro el país (como señaló Ferrer en su discurso: "para que quede claro que aquí mandamos los puertorriqueños").

Tercero, Ferrer está reproduciendo la concepción de soberanía acogida por el PPD en la Asamblea del 2008: soberanía como el poder de “delegar competencias a Estados Unidos” o lo que es lo mismo, soberanía como el poder de enajenar la soberanía. Esto queda ejemplificado en una parte del discurso muy poco mencionada, donde Ferrer señala que hay que desarrollar el ELA para que “no nos apliquen las Leyes de Cabotaje”. Estamos de acuerdo en que las Leyes de Cabotaje no deben aplicar en Puerto Rico, pero esa expresión de Ferrer revela algo mucho más importante: bajo su concepción de desarrollo del ELA las demás leyes de Estados Unidos seguirían aplicando en Puerto Rico. Es decir, la soberanía del pueblo de Puerto Rico se limitaría a decidir, en un momento dado, que está dispuesto a que Estados Unidos siga ejerciendo gran parte de su poder en Puerto Rico. Evidentemente, un arreglo como ese constituye la negación de la idea de la soberanía popular, pues supone enajenar la soberanía, darle a alguien el poder para que decida por uno en el futuro.

La idea de enajenar la soberanía, sin embargo, parece ser consistente con cierta definición de soberania que comparten muchos independentistas y libre asociacionistas: la soberanía como “poder último”. Cada vez se escucha a alguien en Puerto Rico expresar que “un pueblo es soberano si tiene el poder último para decidir sobre sus asuntos” (para un ejemplo, por escrito, ver aquí), resulta difícil entender que quieren decir. ¿Por qué el poder último, por qué no simplemente “el poder para decidir sobre sus asuntos”? Eso de poder último, si se mira con cuidado, en realidad se trata de una mala traducción. En inglés, la soberanía casi siempre se define como “ultimate power” o “ultimate authority”, lo cual en español sería algo así como “poder o autoridad máxima”. Sin poder concluir si se trata meramente de una traducción poco clara o si la misma viene acompañada de alguna intención de confundir, de lo que no hay duda es que “poder máximo” no suena tan simpático a los oídos de aquellos que todavía le temen a la independencia e insiten en delegarle poderes a los EEUU, meramente reteniendo la última palabra sobre qué poderes se van a delegar. Esa "soberanía", llámesele "soberanía popular" o llámesele como se le llame, no es otra cosa que la continuación del colonialismo.


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Tuesday, June 2, 2009

El neoliberalismo y la desastrosa situación del trabajador en EEUU

Nota: Esta es la parte 3, sección 2 de nuestra serie "La situación del trabajo y el trabajador este primero de mayo".

El periodo neo-liberal que ha hecho crisis no se caracteriza simplemente por la privatización de bienes públicos. Como hemos visto, esto es parte del funcionamiento normal del capitalismo que busca penetrar todo tipo de relación social para garantizar que el trabajador dependa intensamente del mercado y lograr así explotarlo al máximo. Lo que define al neoliberalismo es la manera en que esa privatización ocurre.

El papel de las compañías transnacionales, la hegemonía de EEUU con su dólar, el sistema internacional financiero y el endeudamiento del trabajador son fundamentales para esa privatización (para análisis de la crisis que enfatizan la importancia de estas estructuras, en inglés, ver aquí). Todas estas estructuras se cebaron durante el periodo de la reconstrucción de la posguerra gracias a la alianza entre capitalistas y reformistas. Pero mientras las armas de los capitalistas se desarrollaron, las de los trabajadores no hicieron lo propio para ofrecer resistencia significativa, pues sólo tenían uniones que negociaban con los capitalistas los medios para obtener mejores condiciones de trabajo y más bienes de consumo sin desarrollar efectivamente estructuras alternativas. Cuando la alianza se volvió un obstáculo para los capitalistas, los trabajadores no estaban preparados para hacer frente al asalto de sus contrarios. (Ver parte 3, sección 1.)

Uno de los elementos más propios y, a nuestro juicio, más fundamentales de este periodo es la importancia que el crédito tiene en la apropiación capitalista de la riqueza. Aparte del mecanismo usual de apropiación de riqueza del capitalismo (la compra de la fuerza de trabajo que produce más de lo que necesita para reproducirse, a cambio de lo que el/la trabajador/a tan sólo necesita para poder regresar a trabajar al otro día) el capitalismo neo-liberal, sobretodo en EEUU, substituye el aumento de salario al/la trabajador/a por préstamos, endeudándolo así sistemáticamente. Los intereses que los trabajadores pagan financian más préstamos o producción propiamente, tanto en EEUU como en el resto del mundo. Más aún, la promesa de pagaré del trabajador le sirve al capitalista para especular. Los/las estadounidenses pueden comprar cada vez más bienes en el mercado producidos por compañías multinacionales porque aunque sus salarios se estancan desde los años 70, utilizan el crédito para satisfacer sus crecientes necesidades. Mientras más se endeudan y más compran los estadounidenses, más producen los sweatshops de las multinacionales al otro lado del mundo, las cuales por lo general emplean trabajadores en los países periféricos para los procesos estandarizados de manufactura mientras que emplean estadounidenses y otros trabajadores sumamente diestros en otros países del centro para procesos más sofisticados, como los de investigación y diseño. La deuda de los trabajadores, atada a cada vez más complicados derivados financieros, es vendida a inversionistas extranjeros quienes encuentran en ellas una inversión segura. La riqueza producida por los trabajadores al otro lado del mundo sirve para el financiamiento de la investigación y desarrollo, la compra de maquinaria y equipo avanzados, y el financiamiento de la deuda del/la trabajador/a en EEUU. En última instancia, sirve para pagar los relativamente altos pero estancados salarios del trabajador en EEUU, cuya fuerza de trabajo es más cara en virtud de todo el valor concentrado en su país, que requiere que el trabajador tenga más gastos, como por ejemplo, costosos entrenamientos.

La expansión del capital en este sistema implica la expansión del crédito del trabajador en EEUU y la super-explotación de los trabajadores en el resto del mundo. Asegurar el aumento del crédito y con ésto el poder adquisitivo del/la trabajador/a estadounidense se vuelve imprescindible. Para ésto hay que tomar por asalto las viejas instituciones y organizaciones, tanto en EEUU como en el resto del mundo, y re-privatizarlas para que tengan ganancias y sirvan para financiar la vorágine. Por ejemplo, las partes del estado benefactor que funcionaban como potes de fondos que el trabajador ponía para satisfacer sus necesidades (por ejemplo, los fondos para servicios de salud, educación, retiro, que el/la trabajador/a pagaba mediante sus impuestos) ya eran privados en el sentido de que el/la trabajador/a no los controlaba y su objetivo primordial era mantener una mano de obra saludable y diestra, y no plenamente sana ni creativa. La llamada privatización neoliberal lo que hizo en este caso fue desmantelar estos potes y, para todos los efectos, dárselos a bancos y aseguradoras, que cubrirían los gastos, siempre prestos a cobrar elevadas pólizas o intereses. El dinero que el capitalista obtiene de venderle al/la trabajador/a los medios para estar saludable o diestro, ahora se utiliza para especular o financiar otras empresas que le permitan al/a trabajador/a estadounidense estar en posición de pagar sus costosas pólizas y sus deudas. La función de mantener las destrezas del/la trabajador/a lo suficientemente sanas continúa, pero ahora no sólo a través de organizaciones más propiamente capitalistas sino que patrocinadas por y patrocinadoras del sistema de deudas.

El problema es que la necesidad de tomar por asalto esas viejas instituciones también pone al/la trabajador/a en una situación precaria. Esto es un problema serio porque el/la trabajador/a tiene que pagar su deuda para que el sistema funcione. La crisis estalla cuando una de las partes en el corazón del delicado andamiaje financiero internacional deja de poder pagar.

Esto ocurrió de manera definitiva en el mercado de bienes raíces de EEUU. Muchos trabajadores/as ya endeudados hasta la coronilla, utilizaron sus casas como garantía para préstamos hipotecarios con intereses que aumentarían con el tiempo. Los prestamistas que ahora han sido demonizados por prestarle a estos trabajadores/as con poca posibilidad de pago (los infames préstamos "sub-prime") habían estado siguiendo la lógica de la estructura global, según la cual el valor de la casa aumentaría cuando los intereses se utilizaran para otros proyectos que aumentarían la riqueza global, aumentando por tanto el valor de los bienes raíces. Esta fantasía no contemplaba, entre otras cosas, que el salario del/la trabajador/a no aumenta. Llegado el momento de pagar los intereses más altos, con sueldos que no aumentaban, endeudados hasta la coronilla, no pudieron pagar todas sus deudas, incluso la hipoteca de la casa, que es la última que uno deja de pagar. Dada la compleja interconexión de los derivados financieros, esto creó un efecto dominó con todas las deudas, que dependían de alguna manera de los pagarés de los/las trabajadores/as, extendiéndose en primer lugar a los/las trabajadores/as con buen crédito y luego al resto de la economía. El/la trabajador/a no paga sus deudas porque el sistema financiero se colapsa y le rompe el "leverage", y el sistema financiero se colapsa porque el/la trabajador/a no paga sus deudas. Eventualmente esto llega al sector industrial, que comienza a tomar las medidas típicas de una crisis (botar gente, forzar a los trabajadores a bajar sus salarios con la amenaza de despidos, etc.). Así no sólo el valor de las casas se desvanece y con ellas su "leverage," sino el salario de los trabajadores, y con ésto su posibilidades de pago. El resultado global de este proceso es que las mercancías producidas en el extranjero ya no se venden en EEUU, de manera que a nivel global vemos los procesos correspondientes de descomposición.

Podemos hacernos una idea mejor de la crisis al considerar que se espera que este año hayan más de 3,000,000 de desahucios en EEUU (Reuters, 16 de abril de 2009). Hay millones de personas que han sido desahuciados mientras las casas construidas con esfuerzo permanecen desoladas. Para marzo la tasa de desempleo en EEUU iba por 8.5% y la de los latinoamericanos en ése país por 11.4% (la tasa de participación para enero es de 65.5%, Bureau of Labor Statistics). En otras partes del mundo la situación se complica hasta el punto de surgir problemas tan básicos como de abastecimiento de alimento. En Puerto Rico, donde el ELA nunca pudo resolver el problema de emplear a la gente, la tasa de desempleo para enero era de 13% con una tasa de participación de 44% (Junta de Planificación). Pronto esto aumentara, gracias a las decenas de miles de empleados públicos que ya han comenzado a despedir.

En resumidas cuentas, hay millones de trabajadores con capacidad de trabajar desempleados, herramientas, máquinas y productos terminados que no se usan, mientras hay necesidad de los bienes que no se pueden consumir y, más recientemente, ni si quiera producir. Los/as estadounidenses siempre han pensado que son el centro del universo; en el caso del período de la posguerra y el período neoliberal capitalista con su crisis no estaban muy lejos de la verdad.
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Friday, May 29, 2009

La nominación de Sonia Sotomayor

La nominación de Sonia Sotomayor para el Tribunal Supremo de Estados Unidos ya ha comenzado a provocar las tradicionales discusiones entre abogados sobre la calidad de las decisiones judiciales pasadas de un nominado a dicha posición (ver por ejemplo, aquí). Además, han comenzado a cuestionarse varias de sus expresiones fuera de los tribunales que indican su posición política sobre algunos asuntos. El mismo hecho de que en una conferencia Sotomayor haya expresado que los jueces de apelaciones hacen “política pública” (ver aquí), lo cual debería ser obvio (ver aquí), ha causado un gran revuelo entre los comentaristas que se aferran a la idea de que los jueces no hacen otra cosa que interpretar leyes. Igualmente, su posición en un artículo en cuanto al rol que juega la raza y el género de un juez en la toma de desisiones jurídicas (ver aquí, y para un análisis mucho más interesante de otra parte de ese artículo muy poco mencionada, ver aquí), o de que en su tesis de bachillerato en Yale se hubiese expresado a favor de la independencia de Puerto Rico (ver aquí), se han convertido en objetos de discusión en un sistema mediático que vive de vender controversias. También se ha enfatizado la importancia del nombramiento de una puertorriqueña al máximo organismo judicial de los EEUU, lo que para los puertorriqueños, naturalmente, ha sido el centro de la discusión (para un análisis interesante, ver aquí).

No pretendemos negar los méritos de Sotomayor o la satisfacción que se pueda sentir frente al hecho de que la hija de dos puertorriqueños que emigraron a EEUU a mediados del siglo pasado, criada en un residencial público del Bronx, tenga ahora la posibilidad de ocupar una de las principales posiciones en la estructura gubernamental de ese país. Sin embargo, nos parece importante señalar lo siguiente. Los nombramientos de minorías o de personas pertenecientes a grupos históricamente subordinados a puestos gubernamentales siempre se presentan como victorias substanciales, pues se piensa que a partir de ese momento estos grupos tendrán un verdadero representante en una posición de poder. Pero no puede perderse de vista que el ser nombrado al Tribunal Supremo de Estados Unidos, o a cualquier otra posición de poder, como lo es la presidencia de EEUU, supone estar llamado a ser parte de los más altos componente de una estructura gubernamental que oculta, bajo la apariencia de igualdad del "estado liberal de derecho", importantes relaciones de poder. Relaciones en las que grandes sectores de la población, sobre todo aquellos con transfondos de clase similares a los de Sotomayor, ocupan el lugar menos privilegiado. En ese sentido, no se trata de que los grupos subordinados ahora vayan a tener en el Tribunal Supremo a alguien cuya función será proteger sus intereses, sino de que una persona que pertenece a un grupo históricamente subordinado, ha sido llamada a formar parte del aparato jurídico que, al menos en parte, sostiene esas relaciones de subordinación.
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Thursday, May 21, 2009

La soberanía más allá del estado como actor

Algunos independentistas definen la soberanía desde la perspectiva de las relaciones internacionales como el poder que tiene un estado para gobernarse. Por tanto, para que haya soberanía no puede haber un poder externo que subordine al estado a su voluntad. Un país es independiente cuando no se encuentra subordinado a otro poder y, cuando hay otro poder doblegándolo, es una colonia.

Esta concepción de soberanía permite desenredar los líos que arman los colonialistas Populares sobre qué significa tener soberanía. No somos soberanos y no podemos serlo mientras EEUU someta a Puerto Rico a sus instituciones. También podríamos argumentar que no somos ni seremos soberanos mientras estemos sometidos a los dictados del mercado capitalista internacional o de las compañías transnacionales.

Sin embargo, es peligroso limitarnos a ver al estado como un actor que se gobierna a sí mismo. No podemos perder de vista que el que en realidad actúa y se regula a sí mismo, por medio del estado, es el ser humano. En primer lugar, si sólo miramos al estado asumimos acríticamente la posición privilegiada de los grupos dominantes, desde la que lo importante es lo que ellos puedan hacer con el estado y no los problemas concretos de la gente. Desarrollar una estrategia propia, es decir, anti-colonial, se vuelve imposible. Si nos limitamos a ver al estado sin las relaciones sociales que lo componen, perdemos de vista que hay estados que independientemente de que estén sometidos a un poder externo o no, están constituidos de tal manera que aún siendo creaciones del ser humano (y, por lo tanto, debiendo estar a su servicio), terminan dominándolo. Se vuelven poderes internamente externos. Si reducimos el problema de la soberanía al estado que se gobierna a sí mismo, facilitamos además la concepción de la comunidad internacional como una de individuos en igualdad de condiciones, ocultando así el problema fundamental de la interdependencia basada en relaciones de poder, tanto a nivel de la hegemonía estadounidense, que hace que otros países supuestamente soberanos se sometan a sus instituciones, como del capital transnacional, que incluso supedita a los poderosos EEUU a sus necesidades.

Los independentistas necesitamos que nuestra concepción de soberanía tome en cuenta y sea capaz de explicar estos problemas para luchar por una soberanía verdadera, atacando las múltiples dimensiones del colonialismo. Tenemos que concebir al estado como actor para entender las relaciones internacionales, pero esta concepción no puede ocultar cómo los individuos utilizan los poderes del estado, así como de estructuras supraestatales, para resolver sus problemas, dándoles así vida.

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Saturday, May 16, 2009

Las nuevas consultas de estatus: ¿Cuál es el problema?

Según publica la prensa, el Comisionado Residente en Washington, Pedro Pierluisi, propone presentar en los próximos días ante el Congreso un proyecto de ley que permitiría la celebración en Puerto Rico de un nuevo plebiscito sobre el estatus. A diferencia de plebiscitos anteriores, la legislación propuesta por Pierluisi requiere dos procesos electorales distintos. En la primera consulta, se le preguntaría a los electores si quieren (o no) continuar el actual estatus territorial. Si los electores se expresaran en contra del estatus actual, se celebraría una segunda consulta en la cual se seleccionaría entre las alternativas reconocidas por las Naciones Unidas (integración, independencia y libre asociación).

Las críticas más obvias en contra de dicha propuesta ya las hemos escuchado: que no se cuenta con los votos en el Congreso; que Estados Unidos nunca estará dispuesto a comprometerse de antemano a respetar el resultado de un plebiscito en el cual una de las opciones sea la estadidad; que los plebiscitos no funcionan como mecanismo para resolver el problema de estatus; que este plebiscito es un truco electoral para eliminar de la papeleta al Estado Libre Asociado y lograr así una mayoría artificial a favor de la estadidad, entre otras. El problema fundamental del proyecto de Pierluisi, sin embargo, es que asume al colonialismo como una alternativa política legítima.

En otras palabras, el proyecto reconoce el derecho del pueblo a decidir 'libre y democráticamente' si quiere continuar una relación colonial (si quiere seguir siendo un territorio o no). Tal posición contradice tanto la idea de libertad como la idea de democracia: ambos conceptos, además de ser incompatibles con el colonialismo, tienen como límite su propia negación. Dicho de otra manera, el concepto 'libertad' no incluye el derecho a decidir no ser libre, pues dicho 'derecho' implica la negación de la libertad; decidir a través del voto dejar de gobernarse a sí mismo, no constituye un ejercicio democrático, pues implica dejar de vivir en una democracia. Así mismo, un proceso electoral en el cual el colonialismo aparece como una alternativa válida, como una de las opciones que serían 'respetadas' por el imperio, difícilmente podría calificarse de descolonizador.
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Tuesday, May 12, 2009

La situación del trabajo y el trabajador en este 1ro de mayo, parte 3, sección 1

Nota: La Parte 3 está dividida en 3 secciones y aquí les brindamos la primera de ellas.

Sección 1: El periodo reformista como antesala al neoliberalismo

La crisis global y la crisis del modelo colonial en Puerto Rico no son excepciones a la regla o exabruptos de lo que para sus defensores es un sistema, por lo general, justo y coherente, sino la manifestación más clara de la irracionalidad que es la norma del capitalismo y de todo sistema imperial. No podemos conformarnos con explicaciones por parte de intelectuales que sólo ven la naturaleza humana en el capitalismo o en la colonia, por lo que se limitan a ver movimientos cíclicos, pendulares o de eternas luchas entre el bien y el mal o entre el orden y el desorden. Esto a lo que lleva es a conformarse con bregar dentro de las posibilidades de la reforma con el supuesto de adelantar las posiciones de los trabajadores y trabajadoras, pero adelantarlas siempre y cuando sigamos dentro del capitalismo y su coloniaje. La nueva crisis mucho menos nos autoriza a cruzarnos de brazos en espera de que la misma locura del sistema lo desgarre. Tenemos que mirar más allá de la premisa de que el capitalismo y el coloniaje son las condiciones indispensables para poder proponer soluciones eficaces. Para esto nos corresponde explicar de qué manera específica se organizó el capitalismo neoliberal que está en crisis ahora.

No pretendemos cubrir todos los detalles de lo que es un problema complejísimo, sino resaltar algunas de las tensiones básicas, generadas por la subordinación de los trabajadores y trabajadoras, que hacen que el sistema entre en crisis. La etapa de la posguerra, momento donde Estados Unidos se convirtió en el indiscutible epicentro del capitalismo mundial, ya contiene el germen de la subsiguiente etapa neoliberal. Al ver cómo esta etapa sienta las bases para la crisis de hoy, vemos de paso cómo el reformismo, que trabaja sólo dentro de los límites del sistema, si bien le ganó muchas concesiones a los trabajadores y trabajadoras en esta etapa que logró dominar, fracasó en fortalecer la posición de éstos para que pudieran mantener los adelantos logrados; lo que sí logró fue fortalecer la posición del capital frente al trabajo.

El acuerdo firmado en Bretón Woods, New Hampshire en 1944 entre banqueros, economistas y representantes de varios países fue lo que marcó las nuevas reglas de juego para el capitalismo global, donde el dólar iba a ser el eje alrededor del cual iba a girar el nuevo orden monetario internacional. De ese evento también surgieron dos instituciones íntimamente ligadas con Washington y que desempeñaron un papel muy importante en el curso de la historia tanto en la etapa reformista como en la etapa neoliberal: el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Por otro lado, el Plan Marshall facilitó los medios para la reconstrucción de las economías destruidas por el conflicto bélico, lo que brindó a los Estados Unidos una creciente demanda foránea de sus productos (según ciertos estimados, Estados Unidos producía más del 50% de los productos industriales mundiales luego de la guerra), además de detener la avanzada de movimientos anticapitalistas en el exterior en el contexto de la guerra fría.

El capitalismo norteamericano parecía garantizar un ambiente relativamente estable dentro del cual la inversión, el comercio y la producción podían crecer rápidamente a través de gran parte del mundo. La llamada “época dorada” del capitalismo representó para muchos reformistas la confirmación de que las intervenciones del gobierno no sólo podían sacar a la economía mundial de la depresión de los 30, sino que también podían evitar los movimientos cíclicos que habían caracterizado la historia del sistema. Este éxito era celebrado aún más cuando se señalaban los crecientes niveles de vida material a los que estaban expuestos especialmente la mayoría de los estadounidenses, independientemente de que no tenían ni voz ni voto sobre el fruto de su trabajo, o lo que es igual, ningún control directo.

Es importante notar que no podemos explicar la materialización del llamado "excepcionalismo americano", donde una parte sustancial de la población se benefició de una manera u otra, enfocándonos solamente en el rearreglo internacional luego de la Segunda Guerra Mundial. También es importante comprender el papel del reformismo, que logró un pacto entre el capital corporativo y el sector laboral unionado dentro de la sociedad estadounidense, así como en las potencias derrotadas en la Segunda Guerra Mundial. Si bien el McCarthysmo y legislaciones como el acta Taft-Harley debilitaron a las uniones en EEUU, las mismas lograron posicionarse como entidades con el potencial de obtener concesiones sustanciosas para la clase obrera dado al miedo que había a que resurgieran movimientos sociales radicales como los que se dieron durante la Gran Depresión: muchos de ellos inspirados en ideales marxistas y que cuestionaban la subordinación del trabajo al mercado capitalista. Además, el surgimiento de la Unión Soviética seguía siendo una inspiración latente que debía ser controlada. No obstante, los arreglos entre ambos bandos no alteraron de manera fundamental la forma en que las corporaciones operaban y la forma en que el trabajo seguía siendo subsumido al mercado capitalista. Las corporaciones seguían teniendo control absoluto sobre las decisiones operacionales de la empresa, como por ejemplo, sobre las decisiones acerca de la producción, inversión, desarrollo de tecnología y mercadeo. A cambio de que aceptaran estos poderes gerenciales, a las uniones se les reconocía como representantes legítimos de los intereses inmediatos de los trabajadores y trabajadoras siempre y cuando los mismos no cuestionaran el poder y control de los capitalistas sobre las empresas y, por tanto, sobre la producción. En otras palabras, las uniones garantizaban una fuerza laboral dócil a cambio de mejores condiciones de trabajo, mejores oportunidades de conseguir empleo y salarios crecientes (en muchos casos no sólo ajustados por inflación, sino también por aumentos en la productividad de los trabajadores). La otorgación de todos estos beneficios fue en gran medida posible gracias a los aumentos en productividad (la reducción del costo por unidad producida) y la situación geopolítica de EEUU durante el periodo posguerra, que duró aproximadamente 20 años.

El periodo neoliberal hizo su entrada cuando la rentabilidad de las corporaciones se estancó, por lo que se adoptaron políticas que llevaron al desmantelamiento del acuerdo entre capital y trabajo que acabamos de examinar. Los países destruidos durante la Segunda Guerra Mundial habían terminado su reconstrucción y alcanzado a EEUU en términos de crecimiento capitalista. Este logro fue posible, entre otras cosas, gracias al desarrollo que EEUU mismo promovió en ellos para poder fortalecer a sus aliados contra los soviéticos y poder nuevamente competir con ellos. Al aumentar la producción mundial, la competencia fue mayormente a base de precios y el salario de los trabajadores y trabajadoras como costo de producción imputado al precio de venta, se convertía de manera más explícita en un ente antagónico a las ganancias capitalistas. Es decir, salía a flote que bajo esas nuevas circunstancias ambas variables no podían moverse en la misma dirección de manera sostenida. Esto es fundamental para explicar el estancamiento en los salarios reales estadounidenses por las últimas tres décadas.

La situación se complica cuando se requiere una creciente demanda que pueda absorber toda esa producción global y es aquí cuando el capitalismo se reorganiza y eleva el papel del crédito a una posición fundamental. La deuda se convierte en el nuevo vehículo para garantizar que haya un equilibrio entre producción y ventas. Al trabajador se le provee un mayor poder adquisitivo vía crédito en lugar de aumentar sus salarios. Esta alternativa es importante dada la cultura de consumo desarrollada durante la edad de oro, donde al trabajador se le había acostumbrado a experimentar niveles crecientes en los estándares de vida gracias a los aumentos en productividad y en salario. Los capitalistas dejaron de pagar mejores sueldos y, por consiguiente, estos se estancaron, y se abrió la puerta a la dependencia del trabajador en el crédito. Desde el punto de vista del capitalista, el interés devengado de los préstamos era una manera más fácil de capitalizar que el proceso descrito anteriormente donde le compra la fuerza de trabajo a los trabajadores y trabajadoras y se apropia del valor del producto total, valor que excede el valor de esa fuerza de trabajo que compró.

El capitalismo orientado a aumentos en la demanda vía aumentos en el consumo, para estimular la producción, que a su vez lleva al sistema a una posición de empleo pleno (postulados fundamentales del keynesianismo), fue posible gracias a las inversiones de la posguerra, el acuerdo entre capital y trabajo, y el régimen de Bretón Woods. A nivel nacional los ingredientes institucionales del keynesianismo junto con sus correspondientes estructuras internacionales, dieron paso a que surgiera otra de las características particulares del periodo neoliberal: el capital transnacional y su articulación vía las empresas multinacionales. Al aumentar el grado de competencia luego de la recuperación europea y japonesa, muchos firmas dentro de varios de los sectores industriales buscaron localizarse en sitios más rentables.

El proceso de relocalización contribuyó a que el sector obrero fuese perdiendo fuerza ya que se iban perdiendo empleos, cosa que ayudó a frenar el crecimiento en salarios dado, entre varios factores, a la erosión en el poder de regateo del sector laboral, pero, como mencionamos anteriormente, el que se haya facilitado crédito a los trabajadores y trabajadoras sustituyó los aumentos en salarios para que continuara la demanda de más y más bienes y servicios, cosa que a su vez puso presiones inflacionarias en el sistema. De hecho, una de las características del periodo neoliberal es un aumento tanto en el desempleo como en la tasa de inflación, dos instrumentos asociados con disciplinar a la clase trabajadora, cuyos beneficios crecientes ponían en peligro a las ganancias corporativas dado el nuevo ambiente competitivo a nivel internacional.

En fin, el acuerdo feliz entre el capital y el trabajo había terminado unilateralmente a principios de los '70 con la reorganización del sistema en busca de mantener su rentabilidad. La transición fue posible gracias al surgimiento de compañías multinacionales y a la extensión de crédito dentro del andamiaje monetario internacional, desarrollado alrededor del papel hegemónico de la economía estadounidense. El hecho de que los trabajadores y trabajadoras no tuvieran ningún derecho sobre el desarrollo de estas estructuras y la manera como cayeron las concesiones del pacto dejan claro que los trabajadores y trabajadoras, aun con todo lo obtenido en el periodo reformista, no sólo seguían produciendo de acuerdo a las necesidades de los capitalistas, sino que no desarrollaron sus propias condiciones para hacerle frente al capital y hacerse dueños de su propio destino.
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Wednesday, May 6, 2009

¿Es la libre asociación superior a la independencia?

Los que están dispuestos a defender la libre asociación y la “delegación de competencias” a Estados Unidos, no han explicado porqué esa opción es superior a la independencia. No basta con simplemente decir, como dicen muchos, que la libre asociación 'refleja mejor las aspiraciones históricas de nuestro pueblo'. Dicha respuesta, además de no constituir argumento alguno a favor de la conveniencia de la libre asociación, olvida que esas “aspiraciones históricas” (si es que verdaderamente coincidieran con un reclamo de libre asociación), no se desarrollan en un vacío, sino que son el producto de relaciones complejas, que incluyen al propio colonialismo y a las posturas de los líderes políticos en los que el pueblo ha confiado en determinados momentos. El que la libre asociación sea más viable que la independencia en términos electorales es simplemente la enunciación de un hecho empírico, de una cosa aparente, pero no dice nada a favor de esta fórmula política. Por ejemplo, el hecho de que en algún momento pareciera obvio que una parte considerable del pueblo aspirara a una dictadura militar, no constituiría una razón para nosotros apoyar la dictadura ni para decir que la dictadura es superior a la democracia. Por el contrario, sería una razón urgente para, a través del trabajo de base, intentar movilizar a la población hacia otras posiciones políticas. Y, por supuesto, esa debería ser la prioridad del movimiento independentista.
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Friday, May 1, 2009

La situación del trabajo y el trabajador en este 1ro de mayo, parte 2

Nota: Este artículo lo hemos dividido en 3 partes que publicaremos durante el resto de la semana. La primera parte le sigue a éste texto.

La crisis capitalista y la reforma: todo cambia menos la subordinación del trabajo

Las crisis vienen cuando la manera en que el capital ha ido organizando las condiciones para explotar al/a la trabajador/a se vuelve inefectiva, porque las mismas necesidades que va creando el/la trabajador/a hacen que el sistema tenga que atender demasiados problemas como para que sea rentable al capitalista. El problema es típico de cualquier sistema imperial, pues trata de imponer las necesidades de uno sobre las necesidades de muchos y esto no se puede mantener intacto por mucho tiempo. El que está en el poder se vuelve insensible a las necesidades de la mayoría, las cuales se vuelven mayores y más complejas, por lo que periódicamente hacen falta reformas. El trabajo, subordinado al mercado capitalista como fuerza de trabajo que se vende, va logrando desarrollos tecnológicos y políticos según lo que requiere el capitalismo, pero con el tiempo van surgiendo problemas ineludibles para los que la manera en la que el capital organizó la sociedad originalmente no tiene solución efectiva. En esos momentos los capitalistas tienen que buscar la forma de reorganizar toda la sociedad sin cambiar la base del capitalismo: que el/la trabajador/a tenga que vender su capacidad de trabajar y comprar todo lo que necesita de tal forma que los capitalistas puedan emplearlo, pagarle lo que le cuesta reproducir esa mano de obra y quedarse con el valor total de lo que produce (ver parte 1, útlimo párrafo).
El desgaste de las maneras en las que los capitalistas organizan la producción global se complica porque los capitalistas buscan la forma de que la reproducción de capital (tomar el dinero acumulado, comprar herramientas, materiales y mano de obra, producir algo y venderlo para tener más dinero) sea lo más rápida posible, y a menudo el capital acumulado no tiene salida, en especial, si han logrado empobrecer a los trabajadores al punto de que a penas pueden comprar una ínfima parte de toda esa riqueza producida. Entonces encuentran en las arriesgadas acrobacias financieras la forma de quedarse en el reino del dinero y evitar tener que bregar con todo lo que es de este mundo, del trabajo, sobretodo con el/la trabajador/a que suda, se cansa, se enferma; que quiere otras cosas que simplemente hacer chavos; que se rehúsa a seguir el tiempo que marca el oro.

Bajo el ritmo normal de la vida en el capitalismo, como se produce primeramente para aumentar el capital, surgen necesidades enfermizas y se vive en constante insatisfacción y frustración. El/la trabajador/a en su vida cotidiana como asalariado/a no puede ser creativo/a en su trabajo, aprende poco y se hace daño; lo que produce a menudo no lo puede comprar, si lo puede comprar suele estar mal hecho, y si por fin consiguió lo que no podía comprar ya se produjo más riqueza que ahora no puede comprar. Como no controla lo que puede crear pero sigue teniendo la necesidad de crear, encuentra a menudo distracciones obsesivas, muchas de las cuales el capitalismo no tarda en empaquetar y vender. Cuando las crisis estallan, los capitalistas exigen más y mayores sacrificios de los trabajadores y en el peor de los casos los botan y cierran sus fábricas y tiendas con la esperanza de salvar su capital mientras la situación mejora. Pero como los trabajadores no pueden comprar, no hace sentido que ningún capitalista ponga su capital "a producir". Mientras tanto, las cosas que los trabajadores necesitan no se producen, y las que ya están producidas (incluyendo las herramientas y los materiales para producir) se guardan bajo llave mientras los trabajadores pasan sus peores miserias.

En este punto los capitalistas no pierden tiempo en movilizar al resto de la sociedad para que venga a su rescate. Esto no suele ser difícil cuando todo el mundo de hecho necesita que el capital circule. No hay que olvidar que bajo este arreglo, como único uno puede satisfacer las necesidades propias es satisfaciendo las del capital. Por esto, los intelectuales reformistas ya tienen casi todo el trabajo hecho, puesto que la gente nota que si el capital no se mueve para emplearlos, la vida empeorará.

Los reformistas que más simpatizan con los trabajadores y que están al tanto de la lógica del sistema reconocen en este punto que aunque el capitalismo explota y nos tiene que llevar a otra crisis, tenemos que salvarlo porque no podemos llegar a una sociedad radicalmente distinta si antes no resolvemos los problemas inmediatos. Esto es cierto, pero la manera de atacar los problemas inmediatos no puede depender por completo de que el capital nos explote. Necesitamos resolver los problemas inmediatos estableciendo las condiciones básicas de las cuales depende la sociedad que queremos, donde el trabajo no está subordinado a sus creaciones. Es lo mismo que con cualquier proyecto: si uno quiere hacer una mesa redonda, por ejemplo, no agarra las herramientas, los materiales, las técnicas y los planos que uno usa para hacer un banco y al final dice: "por lo menos podemos comer sobre él". Si lo único que uno tiene son las condiciones con los medios para hacer lo de siempre uno los tiene que cambiar de manera que correspondan al fin que uno persigue.

El rumbo que tomará la reorganización de la crisis e incluso si será victoriosa o no dependerá de qué tan bien estén organizados los trabajadores. Cuando sus líderes e intelectuales se limitan a usar el plano basado en el capitalismo, no importa cuán bien organizados estén, es cuestión de conseguir concesiones--que por lo general ellos disfrutan más que nadie--y esperar entonces por el tiempo del imperio, el movimiento cíclico, la vuelta del péndulo o el eterno retorno para entonces supuestamente volver a tener otro adelanto. Este cuento lo hacen en todas las crisis y aquí estamos de nuevo. Si hay péndulos, movimientos cíclicos y eternos retornos es en buena medida gracias a la implementación de esos cuentos. Cuando por el contrario, se desarrollan los líderes e intelectuales que toman seriamente el plan de una sociedad nueva--un plan que teniendo como centro el trabajo no está escrito en piedra como el que tiene por centro el capital, sino que es dinámico--, no sólo se consiguen concesiones que resuelven los problemas inmediatos, también comienzan a desarrollarse las estructuras que anuncian la sociedad nueva.
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Thursday, April 30, 2009

La situación del trabajo y el trabajador en este 1ro de mayo, Parte 1

Nota: Este artículo lo hemos dividido en 3 partes que publicaremos durante el resto de la semana

La importancia del trabajo

El 1ro de mayo, Día Internacional del Trabajo, representa para muchos un grito de protesta ante las salvajes injusticias y atrocidades que provienen de un sistema donde lo importante no es servirle a la mayoría, sino conseguir la acumulación de más y más ganancias para una minoría que dispone del control (ya sea directo o indirecto) sobre los medios que necesitamos para satisfacer nuestras necesidades. Desde su inspiración inicial en 1886 basada en acortar la jornada de trabajo a ocho horas, hasta el presente con las manifestaciones pro inmigrantes en Estados Unidos, o el paro contra las privatizaciones que el gobierno de Fortuño se prepara a implementar en Puerto Rico, este día sirve de bandera para los distintos grupos y organizaciones en todas las naciones del mundo que reconocen la explotación, dominación y opresión que de una manera u otra se manifiesta en su diario vivir bajo el presente régimen socioeconómico.

Una de esas formas de opresión es el hecho de que la importancia del trabajo no se reconoce. Algunos, los más retrógradas defensores del capitalismo, obvian incluso que el trabajo crea, reproduce y aumenta la riqueza. También ignoran que el trabajo crea los medios y las condiciones necesarias para el capitalismo. Otros, los más reformistas, simplemente limitan las posibilidades del trabajo: se vuelve sólo actividad mental en la mente; actividad que crea normas, contratos e instituciones en un universo institucional; actividad que crea signos y lenguaje en un mundo 'textual'. Lo que todos evaden es que el ser humano de carne y hueso tiene que satisfacer sus necesidades naturales, y que al trabajar con los medios y las condiciones que ha creado para ello, crea en sí mismo la fuerza, la inteligencia, la técnica y el conocimiento que lo abren a nuevas necesidades. La naturaleza del ser humano no es que sea 'racional', egoísta, un otro absoluto, etc. La naturaleza del ser humano es que trabajando crea su propia naturaleza.

En estos momentos en los que el capitalismo está pasando por su crisis más aguda desde la década del treinta, las versiones más retrógradas se han acallado. Han resurgido discusiones de índole reformista donde se discute salvar, arreglar o regular el sistema. Pero lo que necesitamos es un profundo cuestionamiento sobre la necesidad y deseabilidad del sistema capitalista y su lógica. Para ello tenemos que posicionarnos de lleno desde el punto de vista del trabajador.

En el capitalismo, el trabajo se desenvuelve fundamentalmente bajo las condiciones del mercado, las cuales fueron creadas anteriormente. Una vez se desarrollan los medios y la necesidad de expropiar al trabajador, éste queda sin sus antiguas propiedades (ciertamente "libre", pues ya no tiene el apoyo ni las responsabilidades de las relaciones anteriores), y no le queda otro remedio que vender su fuerza de trabajo en el mercado. Con ello, el que se hace dueño de las herramientas y materiales, emplea al trabajador. El trabajador produce la riqueza de la sociedad, pero en vez de recibir el valor de lo que produce, recibe sólo el valor de lo que le cuesta en el mercado adquirir los medios para satisfacer sus necesidades básicas (techo, alimento, educación, entretenimiento, etc.). En otras palabras, al trabajador se le remunera para asegurarse de que sea capaz de regresar a trabajar de la misma manera al otro día. El capitalista aumenta su riqueza cuando emplea a los trabajadores para vender lo que éstos produjeron, les paga lo adeudado, y se queda con la diferencia. A raíz del control que tiene sobre los medios de producción, que en este caso son mercancías que sólo el capitalista puede comprar y organizar para producir, el capitalista le dicta al trabajador qué y cómo producir para que cuando éste aumente la riqueza de la sociedad, aumente el capital. Esto, dicho sea de paso, explica la ceguera de los defensores más fanáticos del capital, pues ven todo desde el reino de la igualdad del mercado sin mirar las injusticias en el trabajo, y explica también la insistencia de los reformistas en crear empleos e incluso empleos que paguen más o el salario justo, pues esto no afecta en nada la raíz del problema.
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Monday, April 27, 2009

De Alianzas y Congresos Pro Independencia

Poco a poco la idea de convocar un Tercer Congreso Pro Independencia va tomando fuerza entre algunos grupos independentistas. Según Carlos Gallisá, uno de sus principales proponentes (entre estos también se encuentran Noel Colón Martínez y Juan Mari Brás), el Tercer Congreso tiene como uno de sus objetivos principales “trabajar alianzas con sectores mas allá del independentismo, entiéndase los soberanistas del PPD, las organizaciones comunales, ambientales y otras que viabilicen un plan de acción conjunto que sirva de base para la tan necesaria oposición en un frente amplio descolonizador y de justicia social” (ver aquí).

Presentado como secuela histórica a los Congresos Pro Independencia de 1943 y 1944, es innegable que esta iniciativa tiene como mínimo el potencial de crear gran entusiasmo entre el movimiento independentista. Quisieramos referirnos brevemente a la idea de las alianzas, en particular la propuesta alianza con "los soberanistas del PPD”, la cual ocupa un lugar prominente en la mayoría de las propuestas sobre el Tercer Congreso Pro Independencia. Debemos dejar claro, para comenzar, que no estamos en contra de las alianzas políticas. Por el contrario, creemos que las mismas siempre han sido importantes en la consolidación de movimientos de izquierda, como ha quedado demostrado recientemente en América Latina. No obstante, entendemos que para que un acuerdo político pueda calificarse de alianza, debe por los menos tener dos características principales.

Primero, para todos los efectos prácticos, una alianza debe resultar en la creación de una entidad distinta a los movimientos políticos que la componen. En Uruguay, por ejemplo, el Frente Amplio está compuesto de más de una decena de partidos o agrupaciones políticas. En las elecciones de 1932 en Puerto Rico, el Partido Socialista y el Partido Unión Republicana alcanzaron la mayoría legislativa a través de una alianza conocida como La Coalición (que por supuesto, no era una alianza particularmente progresista). Más recientemente, el Nuevo Movimiento Independentista y el Congreso Nacional Hostosiano conformaron el MINH (Movimiento Independentista Nacional Hostosiano). Pero al menos hasta este momento, los acercamientos entre los independentistas y los soberanistas del PPD se reducen a que los primeros voten por los candidatos de ese partido en las elecciones. Ese fue el caso, por ejemplo, del proceso electoral del 2008. Por supuesto, lo que ocurrió en el 2008 no puede calificarse de “alianza”, sino de un ejemplo de como un partido político fue efectivo en su estrategia de atraer votos de personas no afiliadas al mismo. Una verdadera alianza entre independentistas y soberanistas (si es que esto fuese conveniente, lo cual consideraremos a continuación), requeriría que estos últimos estén dispuestos o a abandonar el PPD y crear junto a los que favorecen la independencia otra agrupación política, o a subordinar el PPD a las directrices de una entidad nueva (que estaría también dirigida por independentistas). Ambas posibilidades son en extremo improbables: si algo han demostrado los llamados “soberanistas” del PPD es su profunda lealtad al partido (hasta el punto de que han llegado a imaginarse que el PPD ha sido “soberanista” desde la década del 50', ver aquí).

La segunda característica que debe tener un acuerdo político para poder calificarse de alianza, es que el mismo debe avanzar los intereses de cada una de las agrupaciones que lo conforman. El principal interés de los “soberanistas del PPD” es obtener la libre asociación, y el de los independentistas es obtener la independencia (o cuando menos adelantar la independencia). A primera impresión parecería haber una importante coincidencia que justificaría el intento de establecer una alianza: después de todo, ambos grupos apoyan el que Puerto Rico se convierta en un país soberano. Sin embargo, como hemos explicado en otras ocasiones, la “soberanía” de los defensores de la libre asociación ni siquiera satisface los criterios mínimos de la soberanía en el sentido jurídico y mucho menos se acerca a los objetivos de lo que hemos llamado soberanía plena (ver aquí y aquí). Además, aunque parecería evidente que la libre asociación está más cerca de la independencia que el actual Estado Libre Asociado, y por lo tanto apoyar la libre asociación adelanta la independencia, hay fuertes indicios de lo contario. En particular, la soberanía bajo la libre asociación legitimaría la subordinación política de Puerto Rico a Estados Unidos. En otras palabras, el ejercicio de poder de los Estados Unidos en Puerto Rico (las llamadas “competencias” que se le delegarían a ese país a través de un tratado de libre asociación) ya no sería visto como una práctica imperial, sino como la manifestación jurídica del ejercicio del derecho a la libre determinación del pueblo puertorriqueño conforme al derecho internacional. Cuando a esto se le suma el proyecto económico que comparten los proponentes de la libre asociación, es decir, el participar más de lleno en el mercado capitalista internacional a través del poder de entablar tratados comerciales para crear empleos “atrayendo” corporaciones multinacionales a la isla, toda posibilidad de soberanía plena se desvanece.

Si bien el Tercer Congreso Pro Independencia es una iniciativa interesante, su principal objetivo no puede ser el entablar alianzas con "los soberanistas del PPD”. El Tercer Congreso debería buscar maneras de fortalecer el trabajo de base, de abrir nuevas posibilidades para que el apoyo a la independencia surga desde abajo. En ese sentido, el promover alianzas con organizaciones comunales y ambientales es sin duda un paso en la dirección correcta. Los independentistas no podemos tener como objetivo lograr que el liderato del PPD (que como partido político tiene una base sólida) apoye la libre asociación, sino desarrollar las condiciones para que el pueblo vea en la independencia la posibilidad real de resolver sus problemas.
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Friday, April 24, 2009

Soberanía sin Soberanía: Comentario sobre "Elementos Fundamentales en la Educación sobre la Soberanía," de Ángel Israel Rivera, Parte 4

Nota: Este artículo fue escrito por Joel Colón Ríos y Manuel Marqués Bonilla. Lo hemos dividido en cuatro partes que publicaremos durante esta semana. Para leer la primera, segunda, y tercera parte, favor referirse al texto que le sigue a éste.

La necesidad de una lógica no colonial

El problema principal para Rivera es cómo obtener la libre asociación, pero se preocupa además por el problema colonial. No obstante, su teoría de soberanía no toma en cuenta las dimensiones reales del colonialismo y mucho menos puede plantear soluciones. Termina entonces con una soberanía de papel; una soberanía sin soberanía. Al que como a Rivera le interese el problema colonial debería ser consecuente y buscar una explicación a éste que dé soluciones concretas más allá del estatus. No es posible atacar efectivamente a la colonia si partimos de premisas que buscan resolver otros problemas. Mucho menos podemos si partimos de premisas que son producto de la relación colonial, que se dan por sentadas y se justifican a sí mismas.

Por el contrario, sí podemos (y debemos) atacar efectivamente el problema de la soberanía legal si atacamos la colonia. Para ello, no podemos tomar las herramientas tal y como la colonia nos las da. Necesitamos que la premisa con la que armamos nuestra explicación nos represente, no como colegas movilizando medios ya dados, sino como seres creadores, capaces de producir nuestros propios medios para resolver nuestros problemas, en especial las miserias que hemos creado nosotros mismos. Es así que podemos ir moldeando una soberanía verdadera. En este sentido, la educación sobre la soberanía que Rivera propone no debe limitarse a un catálogo de derechos legales, que a lo sumo le permitirían a uno hacer unos trámites burocráticos. Debe comenzar por reconocer la posición que uno ocupa en relación a los medios que uno tiene para resolver sus problemas inmediatos. A partir de ahí uno busca la manera más efectiva para resolverlos y comienza a entender que los medios y problemas que aparentan ser inmediatos son partes de una estructura y de unos problemas más amplios. Es esa estructura que no controlamos pero que sostenemos (y nos sostiene) la que tenemos que cambiar para que sea plenamente nuestra. Entonces uno puede comenzar a verse como soberano, pero como un soberano que se ha atrofiado, que necesita ponerse en forma y que tiene la posibilidad de hacerlo.
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Thursday, April 23, 2009

Soberanía sin Soberanía: Comentario sobre "Elementos Fundamentales en la Educación sobre la Soberanía," de Ángel Israel Rivera, Parte 3

Nota: Este artículo fue escrito por Joel Colón Ríos y Manuel Marqués Bonilla. Lo hemos dividido en cuatro partes que publicaremos durante esta semana. Para leer la primera y segunda parte favor referirse al texto que le sigue a éste.

Las distorsiones de una lógica encerrada en sí misma

Subordinar los procesos sociales a una lógica encerrada en procesos legales fuerza una reinterpretación de la historia a la manera de transacciones entre colegas. Las concesiones necesarias para mantener el poder del imperio sobre la colonia se presentan como consulta a un igual; el problema del consentimiento en el sentido de que los oprimidos toleran a sus opresores se presenta como consentimiento en el sentido de que nos comprometemos a ciertas obligaciones con un igual, y el poder que ostenta EEUU se esconde tras una repartición de "competencias" entre dos iguales. En fin, las relaciones de poder desaparecen y no hay colonia ni imperio. Esto a pesar de que el propio Ángel Israel Rivera dice que "nada de lo que argumentaré aquí borra estos hechos: en diversos momentos históricos fuerzas represivas estadounidenses, o de nuestro propio gobierno, dificultaron [?] que concretáramos la soberanía plena a la cual tenemos derecho o reprimieron a los proponentes de la soberanía plena, sobre todo al independentismo".

En términos políticos, este círculo vicioso implica el posibilismo como estrategia. Como la soberanía sale de nuestra actual relación con EEUU, es allí donde único podemos obtenerla. La soberanía plena, para Rivera, se reduce a reclamar los derechos que supuestamente ya se nos han concedido dentro de la relación con EEUU. El resultado es que la libre asociación es el estatus perfecto, donde finalmente se reconcilian los derechos que formalmente tenemos con los que aún no hemos reclamado. La explicación de Rivera acerca de la soberanía sirve además de fundamento para el gran error de los defensores de la libre asociación: la confusión entre soberanía como el derecho a decidir entre alternativas de status y soberanía como el poder real del pueblo bajo esa alternativa de status. Como sólo pueden pensar la soberanía a partir de la relación con EEUU, terminan limitándola a la selección entre alternativas de estatus. Según hemos señalado anteriormente ("Soberanías atrofiadas, soberanía plena." Claridad, 12 al 18 de marzo), una cosa es que se le reconozca a Puerto Rico el derecho a decidir cuál será su estatus político y otra cosa muy distinta es quién ostenta la soberanía bajo cada una de esas fórmulas.

Pero la consecuencia más amplia de su enfoque es que las elites nacionales pueden dejar prácticamente intactas las estructuras a través de las que gobiernan y ejercen su poder dentro del ELA, pero pueden desarrollar medios para resolver sus problemas de "crecimiento" o supuesto desarrollo económico, y a cambio, si no les queda más remedio, dan al resto del pueblo alguna que otra concesión. Desde el punto de vista de la soberanía en el sentido legal mismo, por ejemplo, bajo la libre asociación, seguirán aplicando leyes de EEUU en nuestro país (la cantidad y naturaleza de las mismas se determinaría en el tratado de libre asociación, pero la aplicación de las leyes de EEUU en Puerto Rico es la consecuencia inevitable de la mentada "delegación de competencias"). Esto es algo sobre lo que los libre asociacionistas convenientemente guardan silencio (y aparentemente a algunos independentistas no se les ha ocurrido preguntarles), pues no lo ven como una forma atrofiada de soberanía, sino como la forma plena de ella.

Oprimir aquí para leer la Parte 4...
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