Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y con tal que él quede de alcalde, o le mortifique al rival que le quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de despertar.

- José Martí

Tuesday, August 3, 2010

Entrevista a Richard D. Wolff: Parte 1 de 2

Nota: Artículo publicado originalmente en Claridad en la edición del 29 de julio al 4 de agosto del 2010.

El doctor Richard D. Wolff (http://rdwolff.com/) es Profesor Emeritus en la Universidad de Massachusetts en Amherst y profesor visitante en el Programa de Asuntos Internacionales de la New School University en Nueva York. Wolff es autor de varios libros, entre los cuales se encuentran New Departures in Marxian Theory (2006) y Capitalism Hits the Fan: The Global Economic Meltdown and What to Do about it (2010). También protagonizó el documental Capitalism Hits the Fan, producido por el Media Education Foundation. Tuvimos la oportunidad de entrevistarlo para el semanario Claridad.

Ian Seda (IS): Muchos economistas hablan del final de “la gran recesión” basado en la recuperación del producto interno bruto (PIB) en Estados Unidos (EEUU). ¿Qué piensa sobre este tipo de análisis?

Rick Wolff (RW): El PIB no nos dice nada sobre la distribución de la riqueza y el ingreso, la rentabilidad de las empresas, las expectativas de crecimiento y otras factores. Los políticos utilizan la medida del PIB cuando les es conveniente aplaudir políticas que apoyan, o denunciar a las que se oponen. Hoy en día en los EEUU los políticos interpretan el crecimiento del PIB que se dio a mediados del año 2009 como un signo de que el sistema está “recuperándose”, aun cuando es evidente el desequilibrio en el desarrollo capitalista estadounidense desde mediados del año pasado.

Las inyecciones masivas de dinero, reducciones a casi cero en las tasas de interés, la garantía de las obligaciones de los bancos por la Reserva Federal, y el gasto masivo que es financiado por un déficit del gobierno federal, han llevado a la recuperación de la rentabilidad bancaria. Las bajas tasas de interés llevaron a una “recuperación” parcial en los mercados de acciones. También el enorme gasto gubernamental desaceleró (aunque no detuvo) el creciente desempleo y las quiebras. Así que, mientras el PIB aumentaba desde mediados del 2009, el desempleo y las quiebras crecieron, la crisis de vivienda se hizo más profunda (oferta excedente de vivienda junto a un crecimiento de las personas sin hogar), y los gobiernos estatales y locales recortaron servicios (especialmente en educación pública, programas de bienestar, ayudas a envejecientes, etc.).

Para el presente y futuro de la economía norteamericana, lo más importante ha sido lo severo de un desempleo que sigue creciendo, con las consecuencias negativas que eso conlleva. Las condiciones de vida de la mayoría de los norteamericanos se han deteriorado. Aparte de eso los recortes en educación comprometen seriamente el futuro de EEUU.

Por otro lado tenemos a corporaciones multinacionales que están re-localizando la producción, identificando nuevos mercados, y haciendo ganancias fuera de los EEUU. Utilizan su riqueza y poder para reducir los impuestos que pagan en EEUU y para apoyar a los políticos que mejor puedan manejar esta caída a largo plazo.

Desde mediados de los 70, los salarios reales en EEUU han estado estancados. Los hogares pudieron mantener altos niveles de vida dado que los trabajadores, y en especial las mujeres, trabajaron más horas y tomaron prestado grandes sumas de dinero. Hoy esa clase trabajadora está agotada y a la vez ansiosa por lo insostenible de sus deudas. Sólo una respuesta de clase que sea masiva puede alterar estos desarrollos históricos. El PIB que tanto enfatizan en las discusiones públicas lo que hace es distraer la atención de las implicaciones sociales de la crisis y sus dimensiones de clase.

(IS): ¿En qué maneras es diferente esta crisis y las respuestas a la misma comparada con la de los 30?

(RW): La respuesta del presidente Roosevelt a la depresión estadounidense fue moldeada por 3 factores claves: (1) la gravedad del desempleo, quiebras, bajas en la producción y ganancias, etc., (2) la poderosa respuesta por parte de la clase obrera en lo que fue un movimiento sindical sin precedentes organizado por el Congreso de Organizaciones Industriales (CIO) y el creciente apoyo electoral e influencia social de los partidos socialistas y comunistas, y (3) la existencia de una influyente alternativa no-capitalista en la URSS. Es por eso que el Nuevo Trato de Roosevelt no sólo utilizó políticas fiscales y monetarias Keynesianas y reguló a las empresas y mercados, sino que también estableció programas masivos de empleo (contratando a 11 millones de trabajadores como empleados federales entre 1933 y 1942) a la vez que estableció sistemas de seguro social, beneficios por desempleo, etc.

En contraste, las administraciones de Bush y Obama tuvieron que bregar con sólo el primero de los tres factores mencionados arriba: el colapso masivo de la economía capitalista. La AFL-CIO ha estado, sin interrupción, en picada por 50 años y en estos momentos representa a menos del 8% de los empleados en instituciones privadas. Los partidos socialistas y comunistas han prácticamente desaparecido y no hay nada comparable que los haya reemplazado. Es por eso que tenemos un Keynesianismo sin ningún programa de bienestar social masivo. Sin presión política desde abajo, los EEUU seguirán siendo dirigidos por un Keynesianismo de derecha.

(IS): Pensadores como Noam Chomsky están preocupados de que la actual situación en EEUU ha traído al fantasma del fascismo dado la falta de un movimiento obrero organizado. ¿Cuáles son sus opiniones al respecto?

(RW): El capitalismo siempre provoca furia y resentimiento, especialmente en los trabajadores cuyos trabajos están a la merced del ciclo económico. Durante tiempos de crisis sostenida, la cantidad de esos trabajadores enfurecidos aumenta y sus demandas por empleos, ayudas, etc, pueden madurar hacia una crítica del sistema como tal dado el sufrimiento general al que lleva la crisis. Es ahí cuando los movimientos socialistas/comunistas pueden convertirse en una fuerza social.

La supervivencia del sistema puede requerir algo que distraiga a los trabajadores y desempleados de tales movimientos. El fascismo es muchas veces la solución para el sistema si sus organizadores utilizan nacionalismo, religión, racismo, sentimientos anti-migratorios u otros medios para generar movimientos que NO ataquen al capitalismo y sí a sus alternativas. El fantasma del fascismo, al igual que las crisis económicas, siempre persiguen al sistema, y en el caso de EEUU la crisis acerca más a ese fantasma . Como ha sucedido en el pasado, una crisis extendida puede producir un capitalismo de estado (ej. Nazismo) para echar a un lado las alternativas no-capitalistas.

(IS): ¿Qué piensa de la alianza que se ha anunciado de la United Steel Workers (USW) y el sistema de cooperativas Mondragón?

(RW): Desde hace mucho las empresas cooperativas han ofrecido una alternativa para que los trabajadores se desempeñen en sus vidas y trabajos en una forma que es opuesta a la organización capitalista de la producción. En vez de tener una minoría de accionistas que elige una junta de directores para decidir qué, donde y cómo producir, y qué hacer con las ganancias, en las cooperativas de productores todo ese poder se pone en las manos de los trabajadores mismos. La alianza entre la USW y Mondragón es un paso importante de reconocimiento por parte de una importante unión estadounidense de que su estrategia básica de organizar a trabajadores para realizar convenios colectivos con sus jefes tiene que ser extendida para incluir una alianza con trabajadores interesados en cooperativas. Esta alianza puede transformar lo que hasta ahora ha sido una crítica implícita en un nuevo y poderosos movimiento para lograr formas post-capitalistas y democráticas de producción.

(IS): ¿Cual es su impresión de las dinámicas que se están desarrollando en América Latina relacionadas con el Socialismo del Siglo 21 como alternativas al neoliberalismo?

(RW): Lo más impresionante del liderato latinoamericano al desafiar al neoliberalismo global es el amplio apoyo político para ese reto, el respeto y atención que le tienen a la organización masiva que los apoya, y el rehusarse a ceder ante las presiones de los EEUU. Estas dimensiones del socialismo latinoamericano del siglo 21 son fuente de inspiración para el resto del mundo. Al mismo tiempo es importante señalar que el problema para los socialistas no es el neoliberalismo, sino el capitalismo mismo en todas sus formas. Aun en esos momentos cuando se le puede brindar un rostro humano al capitalismo, ese rostro nunca es seguro. Las contradicciones inherentes del sistema usualmente hechan atrás a ese rostro e imponen nuevamente la dictadura del capital. Es por eso que vemos a través del mundo industrializado la destrucción de los estados benefactores a favor de nuevos regímenes de austeridad. El capitalismo los pide como respuestas necesarias a la crisis. Lo que todos necesitamos de los movimientos latinoamericanos es (1) un fuerte y claro repudio, no solamente a los programas de austeridad, sino al sistema que les hace demandas para que lo reparen cuando el mismo entra en crisis, y (2) un programa para una organización de producción alternativa al capitalismo.

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